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 miércoles, 16 de noviembre de 2005  
Madonna volvió a apostar al pop bailable y festivo en su nuevo CD
"Quiero que la gente salte de sus asientos" pide la cantautora de "Confessions on a Dancefloor"

Lleva más de veinte años reinventándose, pero indiscutiblemente para jóvenes y viejos, Madonna es la reina del pop y con su nuevo álbum, "Confessions on a Dancefloor", algo así como "Confesiones en la pista de baile", la cantante decidió volver al pop bailable y frenético que tantos éxitos le brindó.

Con el nuevo trabajo, que acaba de ser editado, Madonna asegura que regresa a las raíces y a la música que escuchaba cuando empezó con canciones como "Holiday" o "Lucky star" en 1983. La mujer tiene muy claro que música y baile son dos conceptos que en su vida van paralelos y que confluyen en otro término inconfundible en su personalidad: diversión, que a sus 46 años puede decir que supo desarrollar muy bien.

"Quiero que la gente salte de sus asientos. Mi disco es para pasárselo bien y no parar", así describe Madonna este "Confessions on a Dancefloor". El primer single, "Hung up", rinde un homenaje a Abba utilizando el "Gimme Gimme Gimme!" como base para la canción.

Grabado en Londres, "Confessions On A Dancefloor" está compuesto por una docena de temas, la mayoría escritos y producidos por Madonna y Stuart Price, afamado productor, mezclador y DJ, más conocido como Les Rythmes Digitaled o Jaques Le Cont, y director musical de las giras Drowned World Tour y Reinvention Tour.

El nuevo álbum, por otra parte, goza ya de algunas de las mejores críticas que tuvo la famosa cantante durante sus 22 años de carrera artística. En contraste a su anterior trabajo, el álbum "American Life", la artista estadounidense desempolvó la bola de espejos de los años 80.

Pese a haber vendido casi 200 millones de copias en toda su carrera, los discos de Madonna fueron decreciendo en ventas a medida que ella crecía en años. Así, sólo en Estados Unidos, "Like A Virgin" (1984) vendió 10 millones de unidades, "Ray Of Light" (1998) 3,7 millones y "Music" (2000) 2,9 millones y el citado "American Life" (2003), su último álbum, sólo vendió en todo el mundo cinco millones de copias.

En este anterior trabajo aparecía una Madonna con una gorra al estilo del Che Guevara denunciando la guerra y la superficialidad del mundo. Sin embargo, ahora, consciente de que ese compromiso fue perjudicial para su bolsillo, Madonna volvió a una fórmula más básica y festiva: "Confessions on a Dancefloor" denota una vez más su capacidad para adaptarse al momento actual y volver a intentar, al menos, aquellos años de oro donde la blonda cantante había logrado 33 números uno de la música de baile.
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La cantante nortemericana no quiere repetir los errorers de "American Life".

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