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domingo,
06 de
noviembre de
2005 |
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Charlas en el Café del Bajo
-"Ama a una nube, ama a una mujer, ¡pero ama!". Después de tantos años y tantas circunstancias, después del agua correntosa que pasó por debajo del puente que dejó cruzar una y otra vez al mundo y a ella misma, recordó una noche perdida en el tiempo de su existencia esas palabras de Teophile Gautier. Claro que ella enseguida la completó, la mejoró de acuerdo a las necesidades de su reflexiones: "Ama a una nube, ama a un hombre, ama a un hijo, ¡pero ama!".
-Un domingo y el amor.
-Esta, con algunas sutiles modificaciones y ciertas omisiones, amigo mío, es una historia real, una historia de amor que pasea como tantas, por las calles de Rosario. Este es el pasaje de un mundo, de un universo interior. Es, sin más, una parte de la historia de un ser humano que sigue así: "una mañana, o una tarde o una noche (¿qué importancia tiene?) con sus 20 años que no le pesaban mucho decidió irse de casa. Entró por la puerta de la facultad, devoró ávida de conocimiento los libros y, al compás de un trabajo que le permitió vivir, crecer y desarrollarse, se recibió. Su talento, acaso su dulzura, su aura, o simplemente su alma que llamaba a otra alma para que la completara, no tardaron en lograr el propósito deseado. Se enamoró, es decir creyó estarlo. Aceptó a aquel hombre con todas sus virtudes y todos sus defectos. Lo aceptó, incluso, con un hijo de meses que -no importa por qué- había quedado bajo su cuidado y protección.
-Una singular historia de amor nos trae entre sus manos.
-El tiempo, implacable como siempre, se llevó muchas cosas: instantes de dicha, de placer, de paz interior. Tal vez, y aprobando aquello que alguien dijo alguna vez: "el amor que muere jamás fue amor", se levantó una mañana después de quince años y aceptó su razón lo que su corazón ya sabía: no amaba a ese hombre. En realidad su gran amor era ese pequeño ser que un día recibió en sus brazos y que hizo tan hijo suyo como si se hubiera gestado en su propio y sublime vientre maternal. Como el tiempo no sólo se lleva circunstancias, sino que siempre también se carga a las personas, tomó al hombre, lo metió en el saco del destino y se lo llevó. Ella pensó entonces: "El adiós es una idea romántica, favorita del cine y la literatura y muy versátil, tan nostálgica como cruel, o tan melancólica como vengativa. Pero por encima de todo es profundamente humana, porque vivir es un constante encuentro, pero también es una irremediable despedida".
-"Vivir es un constante encuentro, pero también una irremediable despedida". ¡Qué cierto y qué lindo es eso! ¿Y aquel bebé que por entonces ya era adolescente? ¿Qué fue de él? Siga con la historia, por favor, no nos deje aguardando.
-El amor no sabe de muerte, no conoce de adioses. El amor no es alfa ni es omega, sólo es y permanece. El amor es libre; elige el momento y el lugar, el tiempo y el espacio. Y aún más: podría afirmarse que el amor ocupa todo el tiempo y todos los espacios. Por eso aquella mañana, o aquella tarde o aquella noche de un día de un tiempo pasado, aquel hombre partió solo. En aquella casa quedaron mirando a la figura que se iba: ella y un hijo engendrado en la sublimidad del corazón.
-¡Vaya, qué historia!
-Una historia, desde luego, que no está libre de penas, de dificultades, pero iluminada con la diadema que sólo el amor es capaz de conceder a la existencia humana. Después de todo, y recordando a Benavente, "al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos, y con alas para salvarlos".
-Y esa mujer...
-De esa mujer, ¿qué podría decirse? Es una historia que camina, una historia de amor que en las tardes de frío parte en dos al viento que, empecinado, arremolina entre sus piernas las hojas muertas con mortajas de ocre. Es una historia decidida que cruza el gris de las nubes invernales rosarinas para ir al celeste de la primavera. Porque el amor, querido amigo, es también, un color en el alma, una decisión en la mente, un impulso en el corazón, un encuentro con la luz. Hasta mañana.
Candi II
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"Hubiera sido mejor que Bush viajase a Bagdad y no a Mar del Plata".
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Publicada en el diario estadounidense The Wall Street Journal
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Escorpio - 24/10 al 21/11 |
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