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 viernes, 28 de octubre de 2005  
Desligan a un menor del asesinato de un albañil en festejos del Año Nuevo
Había admitido que disparó, pero una pericia probó que su tiro no causó la muerte. El mismo salió herido de la pelea

Un menor que había confesado el crimen de un albañil de 29 años fue desvinculado del caso por tres jueces que no encontraron otras evidencias de que haya sido el autor del homicidio. Walter A. había reconocido que el 1º de enero de 2003 disparó contra el albañil Oscar Rubén Sánchez en medio de una pelea a tiros en la que él mismo salió herido. No obstante, para los integrantes de la Sala Penal II, no quedó demostrado que el muchacho haya sido el homicida porque una pericia balística concluyó que su arma no disparó el proyectil letal.

El joven que fue absuelto tiene 19 años pero era menor de edad cuando ocurrió el crimen de Sánchez en una calle de tierra del barrio Bella Vista, en la zona oeste de la ciudad. Estuvo imputado por ese crimen en un juzgado de Menores donde fue declarado autor penalmente responsable de esa muerte. En el régimen de menores, esa declaración de autoría puede desembocar en una condena si transcurrido al menos un año el joven reincide en el delito.

El fallo consideraba al joven culpable del delito de homicidio simple, pero los camaristas consideraron que esto no está probado. Así, revocaron la acusación por el homicidio y sólo confirmaron la autoría del joven en cuatro hechos de robo calificado que le imputan.

El caso ocurrió el 1º de enero de 2003 frente a una casa de Riobamba al 4500 donde la familia Sánchez festejaba el año nuevo. Allí, según las crónicas del día, un grupo de muchachos interrumpió el festejo para vengarse de un sobrino de la víctima, de 17 años, al que ocho días antes habían baleado en una pierna durante una pelea. Aquella agresión, según la familia Sánchez, se había desatado porque el chico salió en defensa de su hermana cuando los atacantes la golpearon en un baile.


Fulminado en el pecho
A las 19 de ese día, los familiares del joven herido disfrutaban de una típica reunión familiar con música y alcohol frente a su casilla cuando aparecieron los muchachos del bando contrario. La madre y el tío del adolescente salieron a defenderlo. Y se armó una balacera en la que el tío del joven, Oscar Rubén Sánchez, recibió un balazo letal en el pecho. Tenía 29 años, era albañil, padre de cuatro hijos, recibía un plan Jefes de Hogar y trabajaba en una rotisería de Cerrito y Lima.

Tres días después del incidente la policía detuvo a Chanchi como autor del disparo mortal. El joven, de entonces 16 años, tenía cuatro escopetazos en el cuerpo recibidos durante la pelea. Al ser detenido, la policía informó que lo apresaron junto a otro pibe luego de que asaltaran a un repartidor de gaseosas de 32 años al que le habían sacado 200 pesos.

El fallo que encontró al menor culpable del crimen de Sánchez fue apelado ante la Sala II de la Cámara Penal. El defensor de Cámaras Carlos Giandoménico planteó que el chico había disparado en defensa de su vida, al ser agredido por el otro bando en medio de una pelea. En efecto, el joven acusado reconoció que había disparado su arma al verse asediado. Según el defensor, en ese momento la víctima se cruzó en la línea de fuego y recibió un disparo que no lo tenía como destinatario.

Para los jueces Humberto Giménez, Juvencio Mestres y Ramón Ríos, esta hipótesis es "altamente verosímil" porque en el lugar ocurrió una confusa pelea en la que el mismo Walter resultó con heridas. Pero entendieron que no corresponde analizar si existió legítima defensa porque "no se acreditó con certeza que fuera el menor quien disparó a la víctima".

Para llegar a esta conclusión tuvieron en cuenta que los familiares de Sánchez dijeron que el autor del disparo fue otro de los jóvenes que participó de la balacera. Además, la pericia balística concluyó que no fue el arma del menor la que disparó el proyectil extraído del cuerpo de la víctima. Así, los jueces evaluaron que el joven pudo implicarse en el crimen por las amenazas recibidas, por un "acuerdo voluntario" o "una errónea apreciación" en medio de la balacera.
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