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 viernes, 28 de octubre de 2005  
Efemérides
Un 28 de octubre

Guillermo Zinni / La Capital

De 1704: John Locke, el fundador del empirismo inglés
La doctrina empirista fue expuesta por primera vez por el filósofo y estadista inglés Francis Bacon a principios del siglo XVII, pero fue el pensador John Locke en su "Ensayo sobre el entendimiento humano" (1690) quien la dotó de una expresión sistemática. Allí atacó sin piedad la doctrina de las ideas innatas, considerándola una "ininteligible, innecesaria e inadecuada hipótesis para explicar nuestro conocimiento", y sostuvo que todas las ideas vienen desde y por la experiencia, apoyada en la observación y en la reflexión. Contradiciendo las ideas de Platón afirmó que la mente de una persona en el momento del nacimiento era como una tabula rasa, una hoja en blanco sobre la que la experiencia imprime el conocimiento. Locke nació el 29 de agosto de 1632 en Wrington, condado de Somerset, Inglaterra, y era hijo de un jurista de ideas puritanas. Durante toda su vida padeció de ataques de asma bronquial, lo que lo obligó a llevar una vida solitaria y de voluntaria reclusión. Tuvo también que soportar purgativos y sangraduras, que eran las formas de "tratar" esa enfermedad en la época. Además de filósofo fue médico, químico, biólogo, político y economista. Fue profesor de Moral, y ocupó cargos en la Cámara de Comercio y en el Ministerio de Hacienda de su país. En cuanto a sus ideas políticas, Locke criticó en sus dos "Tratados sobre el gobierno civil" la teoría del derecho divino de los reyes y la naturaleza del Estado afirmando que la soberanía no reside en el Estado sino en la gente, y que el Estado es supremo pero sólo si respeta la ley civil y la que él llamó ley "natural". Mantuvo que la revolución no sólo era un derecho sino una obligación, y abogó por un sistema de control y equilibrio en el gobierno para el que tenía que tener tres ramas, siendo la legislativa más importante que la ejecutiva o la judicial. También creía en la libertad religiosa y en la separación de la Iglesia y el Estado, convirtiéndose así en uno de los filósofos más importantes pero también controvertidos de todos los tiempos. Otras de sus obras fueron "Pensamientos sobre la educación" (1693), "Racionalidad del cristianismo" (1695), etcétera. Murió, todavía soltero, el 28 de octubre de 1704 en la casa de campo de un noble amigo suyo.

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