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viernes,
28 de
octubre de
2005 |
Se escapa de su casa y se queda con los policías viendo la tele
Es un nene de 10 años que limpia parabrisas y que se encariñó con los agentes de la comisaría 13ª
"Recibo diez o doce denuncias de chicos que se escaparon de sus casas por semana". La frase del jefe de la comisaría 13ª (San Nicolás al 2000), Sergio Coronel, demuestra que estas situaciones son moneda corriente en Rosario. Y casi siempre por los mismos motivos. Muchos niños y adolescentes no regresan a sus hogares porque tienen miedo de que sus padres o tutores les apliquen algún castigo si no vuelven con suficiente dinero recaudado en la vía pública. Ese es el caso de Matías Rolando quien ya estuvo demorado varias veces en la misma dependencia pero, quizás a diferencia de otros, se encariñó con los policías.
Coronel le contó ayer a La Capital que el chiquito "es parte de la comisaría" y agregó: "Tenemos registradas varias denuncias de fuga de hogar de parte de sus progenitores; se va de la casa y se queda en una misma esquina limpiando vidrios".
En efecto, Matías Rolando tiene su parada en avenida Presidente Perón (a veces 27 de Febrero) y bulevar Avellaneda. Allí diariamente se reúne con otros chicos a limpiar los parabrisas de los autos a cambio de algunas monedas. Pero, en varias oportunidades, suele no volver a su casa.
La relación entre el nene y los efectivos de la 13ª comenzó cuando se escapó de su casa el año pasado, su madre lo denunció y la policía actuó. Luego, este mes, la situación volvió a repetirse en dos oportunidades, el 15 y el 18 de octubre pasados.
No obstante, ayer otro hecho originó nuevamente la presencia del niño en la comisaría, aunque tuvo algunas aristas diferentes: una mujer concurrió a la dependencia luego de sufrir un altercado con un grupo de chicos que pedía monedas a cambio del limpiar el vidrio frontal de su auto. De este modo, un patrullero trasladó a todos y poco después volvieron a sus casas.
No obstante, Matías Rolando se quedó más tiempo. "Nunca se le imputó delito alguno, sólo nos ocupamos de su integridad física que es una de las potestades de los policías", dijo el jefe de la comisaría.
El caso de este niño es especial. "Es un personaje que se distingue del resto, es un chico buenito, dado y educado", confió el responsable policial. Y se animó a contar algunas infidencias: "Si le decís que es hora de irse, te contesta si se puede quedar a comer algunas facturas".
Por ejemplo, mientras los efectivos aguardaban anteayer que llegara la mamá del nene, Matías Rolando optó por quedarse comiendo asado con los uniformados. "Los padres denuncian que se les escapa y que es incontrolable, el problema pasa por el eje familiar", sospechó el comisario.
Y añadió: "Esto es algo normal para nosotros, cuando se ha quedado en la comisaría se entretuvo con los dibujitos". No todo está bien en la vida del pibe. "No es regular que vaya a la escuela", alertó Coronel para insistir en la necesidad de que el Estado vele por este tipo de hechos.
Cuando suceden estas cuestiones, la labor del personal de la 13ª es la siguiente: se confecciona un acta y se cita a los padres; en el caso de que no asistan se da cuenta al juzgado, salvo que el niño en cuestión tenga averiguación de paradero.
Por último, el jefe de la seccional se mostró preocupado porque no todo sucede como él quisiera. A pesar del interés en cuidar a Matías Rolando, muchas veces debe convivir con los detenidos.
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Fotos
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El jefe de seccional dice que cuidan la integridad física del chico.
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