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domingo,
23 de
octubre de
2005 |
Astrología: relaciones entre los signos
Las relaciones humanas no son tan simples ni tan obvias. Nadie tiene una compatibilidad completa con otra persona ni una total incompatibilidad. Si bien no todas funcionan existen por alguna razón, no son azarosas.
Cada persona ve al otro a través de su propio lente, muchas veces proyectando sus sombras y tiñendo a la relación con su subjetividad. Cada vínculo despierta aspectos diferentes produciendo un tercer sujeto que es la relación, configurada de misterios e irrealidades. No nos vinculamos íntimamente con cualquier persona, generalmente nuestros compañeros de viaje, más allá de cómo es la relación y los resultados, resulta un reflejo de nuestra alma.
Tener en cuenta sólo el Sol de nacimiento, lo que se conoce como el signo que nos corresponde, sería simplificar demasiado. Una de la las técnicas conocidas en astrología para evaluar una relación es la sinastría que compara y analiza los dos mapas de nacimiento. La astrología moderna enriquecida por la psicología, interpreta al mapa de nacimiento como la matriz interior sobre la que un ser humano puede construir su vida. Lo entiende como la semilla o el potencial propio cuyo desarrollo depende de la manera en que un individuo lo utiliza.
Para realizar una sinastría se tienen en cuenta los elementos y las cualidades de cada carta. Los signos se clasifican en cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua asociados al temperamento de cada uno. En algunas cartas predomina más un elemento, o puede faltar otro. Cualquier persona se va a sentir confortable con alguien que contenga elementos afines. Si su naturaleza es fuego, con alguien que tenga fuego o aire predominante en su carta, pero también se puede sentir atraída por quien posea un elemento del que carece, aunque la relación se presente más difícil. El agua es más afín con los otros signos de agua (Cáncer, Escorpio, Piscis), pero también se complementa con los de tierra (Tauro, Virgo, Capricornio). Los signos de fuego con los otros de fuego (Aries, Leo y Sagitario), pero con su elemento complementario que es el aire (Géminis, Libra y Acuario).
La persona en la que predomine el elemento fuego por tener mayor cantidad de planetas en dicho elemento, será temperamental, efusiva y dominante a la hora de expresar sus sentimientos. Al elemento fuego le gusta enamorarse, es romántico e idealista pero también puede desencantarse fácilmente, especialmente Aries y Sagitario.
En cambio la esencia del elemento agua es introvertida, sumisa y misteriosa y tiene una gran capacidad para comprometer sus sentimientos más profundos en un vínculo. Cautelosa y desconfiada ,como los signos de tierra, no se entregará tan fácilmente a una nueva relación.
Las personas en las que predomina el elemento tierra suelen ser precavidas, estructuradas, buscarán seguridad y estabilidad a través de los vínculos, y si bien son sensuales no se embarcan abiertamente en relaciones amorosas porque prefieren manejarse con cautela. Se trata del elemento más realista y práctico, tratará de ir despacio porque lo caracteriza la desconfianza y busca que sus vínculos sean productivos. En aquellas en las que predomina el elemento aire rechazarán los conflictos y las relaciones tormentosas, buscarán buenas compañías, amarán el flirteo y se relacionarán con facilidad, no comprometiéndose demasiado. Son desapegadas, muy sociables y disfrutarán de compartir sus ideas con otros. A la hora de analizar dos cartas de nacimiento también se tiene en cuenta el ritmo o cualidad. Los signos se clasifican en tres ritmos, cardinales, fijos y mutables. En la sinastría también se estudia cómo se vinculan los planetas de una persona con los de otra representando la manera en que se conectan las energías de ambas. Cada planeta simboliza una faceta del mundo interno:
u El Sol: el yo.
u La Luna: las emociones.
u Mercurio: la mente racional.
u Venus: arquetipo de lo femenino.
u Marte: arquetipo de lo masculino.
Al analizar dos cartas natales, los otros planetas están también presentes, pero juegan en otra dimensión. El Sol y Marte son planetas de polaridad masculina; la Luna y Venus de polaridad femenina. En la carta de una mujer la posición y signo donde están el Sol y Marte pueden indicar una tendencia a vivir determinadas experiencias en la relación con un hombre, y viceversa (Venus y la Luna en la carta de un hombre estarán asociadas a su vivencia de la mujer).
Se podría decir que la vida representa la escuela de nuestra alma donde venimos a aprender y transmutar aspectos de nuestro ser, y que los instrumentos de esa enseñanza serán las personas con las que entramos en íntimo contacto. Por ejemplo, en matrimonios muy unidos a veces puede observarse el Sol del hombre junto a la Luna de la mujer (esposo y padre el Sol; esposa y madre, la Luna).
Cuando Marte y Venus están vinculados entre dos mapas, la chispa del erotismo se enciende rápidamente. Cuanto más relaciones existan entre los planetas de una y otra persona más significativo y fuerte será el vínculo porque ambas se verán espejadas, y batallarán sus aspectos no resueltos a través del otro. Dos cartas con poco o casi nada de contacto va a dar como resultado una relación neutra o indiferente.
Los aspectos astrológicos que pueden ser armónicos o inarmónicos simbolizan los canales de energía que comunican a dos personas. A medida que se estudian estos aspectos comparando dos mapas de nacimiento se revela hasta qué punto las ataduras emocionales son un espejo de la conciencia. Las relaciones siempre tienen oportunidades para el crecimiento personal, pero saber utilizarlas depende de cada uno, y de reconocer que lo que más molesta o se rechaza del otro posiblemente se asocie a una característica propia negada o rechazada.
Para comprender las relaciones humanas se suele realizar una carta de relación en donde se buscan los puntos medios entre los dos mapas de nacimiento.
Cristina Giménez
Astróloga
[email protected]
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