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 sábado, 22 de octubre de 2005  
Testimonios del terror. Ex represores dicen que Ricardo Lagos se salvó de ser ejecutado en 1986
La dictadura de Pinochet planeó el asesinato del actual presidente chileno
El régimen lo incluyó en una lista de opositores tras un frustrado atentado que sufrió el ex jerarca militar

Santiago. — Ex miembros de los aparatos represivos de la dictadura de Augusto Pinochet revelaron a un juez que el actual presidente de Chile, Ricardo Lagos, se salvó de ser ejecutado en 1986 porque previamente fue detenido por la policía. La revelación fue hecha al juez Hugo Dolmetsch por ex agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) —que actuó como una agencia coordinadora de los aparatos represivos de Pinochet— en el marco de un proceso por la ejecución del periodista José Carrasco, de acuerdo con el Diario Siete.

  Según la confesión de los integrantes de la CNI, entre ellos Iván Quiroz, Jorge Vargas y Osvaldo Pincheti, la orden para ejecutar a varias personalidades que se oponían a la dictadura fue dada por el director del organismo, general Humberto Gordon, poco después de que un grupo armado atentara contra Pinochet, quien resultó ileso. El ataque contra el entonces dictador ocurrió el 7 de septiembre de 1986 en una zona apartada de la región metropolitana de Santiago, y costó la vida a varios escoltas. Tras ese fallido atentado, perpetrado por un comando guerrillero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, se desató una ola de represión contra los opositores, siendo detenidos decenas de dirigentes izquierdistas, entre ellos Lagos, quien permaneció varias semanas detenido.

  El testimonio de los ex agentes indica que Gordon, ya fallecido, reunió a los oficiales de la CNI y a los gritos les dio la orden de aniquilar a varios opositores al régimen, tras lo cual les entregó carpetas con la identidad de quienes debían ser ejecutados. Según el diario, Gordon arengó a sus hombres diciendo que era necesario sellar la afrenta contra Pinochet a sangre y fuego.

  El jefe operativo del organismo, Alvaro Corbalán, procesado por violaciones de los derechos humanos, entregó a los agentes Quiroz, Vargas y Pincheti la información correspondiente a Carrasco, quien era el editor internacional de la revista Análisis. De acuerdo con la confesión hecha al juez, la orden fue cumplida en la madrugada del 8 de septiembre, cuando varios hombres ingresaron violentamente a la casa de Carrasco, a quien secuestraron en presencia de su esposa e hijos.

  Carrasco fue llevado a las inmediaciones de un cementerio, donde Quiroz le disparó por la espalda una ráfaga de metralleta, mientras que Vargas lo remató con un tiro de pistola.

  Lagos, que en ese momento era uno de los más caracterizados dirigentes de la oposición, fue sacado de su casa por miembros de la Policía de Investigaciones, en el marco de las primeras pesquisas por el atentado contra Pinochet. De acuerdo con los ex agentes, dicha detención salvó al hoy presidente, pues la carpeta con los datos sobre su identidad y ubicación habían sido entregados a miembros de la CNI para hacer una ejecución similar a la de Carrasco.

  Al ser interrogado sobre la revelación, Lagos se limitó a decir que tenía algunos antecedentes de eso y lamentó lo ocurrido a Carrasco, quien también pudo haberse salvado si antes de que a su casa llegaran los agentes de la CNI lo hubieran hecho otras patrullas oficiales. “Sólo lamento que a mí me llegó a detener (la policía de) Investigaciones y que Investigaciones llegó a detener a José Carrasco tarde. Es todo lo que lamento, sino José Carrasco estaría vivo”, agregó el mandatario.

  Por su parte, el abogado Nelson Caucoto, experto en temas de derechos humanos, elogió al juez que consiguió la confesión y comentó que si se profundizara la investigación para hallar responsabilidades más arriba en la cúpula militar, seguramente aparecerían antecedentes apuntando al propio Pinochet.

  “Lo que ocurrió esa noche le pudo haber pasado a cualquier persona en este país. La forma en que la CNI y los militares sitiaron policial y militarmente Santiago fue realmente una noche en que los aparatos de seguridad se volvieron locos, en que cualquier persona pudo haber caído en la metralla de esta gente”, dijo Caucoto. “Pudo haber sido el propio presidente Lagos, pero esa noche y al día siguiente hubo operaciones simultáneas de detención de gente que fue llevada a recintos públicos. Es distinto lo que ocurrió con la CNI. La CNI simplemente salió a saciar su sed de venganza”, añadió.

  El Diario Siete recuerda que después de ser cometidas varias ejecuciones tras el atentado a Pinochet, un ministro del régimen militar, Francisco Javier Cuadra, atribuyó las muertes a “un procedimiento típico de purga dentro de los grupos marxistas”.

  Durante la dictadura de Pinochet, que gobernó con mano de hierro entre 1973 y 1990, murieron o desaparecieron más de 3.000 personas, mientras que unas 28.000 fueron víctimas de torturas.
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Lagos fue unn abierto opositor a Pinochet.

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