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sábado,
22 de
octubre de
2005 |
Fenómeno de la autoayuda
Florencia Oviedo
Entre los géneros de novelas, cuentos e historias, se destacan dos muy particulares: la autoayuda y las prácticas orientales. Una y otra inundan los estantes de la feria, y hay stands que solamente ofertan libros de esa índole.
Pero si los ofertan no es porque sí... sino porque son los géneros más vendidos, sobre todo la autoayuda.
Analicemos el fenómeno.
Las personas se encuentran en este nuevo mundo, en constante cambio, en donde todas las culturas tienen un espacio y sienten una curiosidad para “ver qué es” lo otro. Así, ante los diferentes problemas que plantea la modernidad (estrés, depresión, fobias, complejos) se plantean diferentes soluciones. El reiki, el tarot, la meditación, la confianza en uno mismo, el “poder mental”, los libros de autoayuda. Creo que no me equivoco si digo que hoy por hoy, los psicólogos deben tener más trabajo que nunca.
La gente está desorientada ante la gran gama de problemas y soluciones que tiene al alcance de la mano. Por eso, ya no tienen firmes raíces o convencimientos sobre algo, ya que en el momento en que empiezan a creer en algo de forma sustancial, surge otra forma de “combatir” el mismo problema.
La solución final es pasarlo por consenso. Todos compran, yo compro. Todos critican, yo critico. Todos se quejan, yo me quejo. Y así, el problema no es más de una persona o de un grupo de ellas, sino de “la masa”. Y esta misma masa es la consumidora de los libros de los géneros ya citados.
Ahora, “pasemos por consenso” lo siguiente: ¿Por qué perdemos la identidad mimetizándonos con la masa? ¿Qué nos da la masa como para elegirla a ella antes que a nosotros mismos?
En conclusión, no dejemos que nos devalúen el alma ni el pensamiento “por consenso”.
Bucay, en el último estante
Gracias al reciente escándalo producido por su libro “Shimriti” las ventas de los libros del autor Jorge Bucay disminuyeron o desaparecieron casi completamente. En la feria se encuentran pocos ejemplares de los libros de este autor. Las personas ocupadas de atender los stands nos contaron que la última edición del libro en cuestión se produjo para las fiestas; venía en una caja con un CD y una presentación impactante.
Esas eran las únicas copias que las librerías tenían del libro, que se acabaron en un instante, gracias a la curiosidad de las personas cuando salió a la luz el escándalo del plagio.
En resumen, por estos días la gente no compra los libros de Bucay por la autoayuda, sino por curiosidad.
El plagio puso a Bucay en todos los diarios. Sólo unas pocas personas que no se enteraron de la noticia. Esas pocas, gracias al fin de semana y al Día de la Madre, han comprado los pocos ejemplares que quedaban en la feria.
Llegamos entonces a la triste conclusión de que “el plagio causa más fama que la buena escritura”.
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