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sábado,
22 de
octubre de
2005 |
El Holocausto y la escuela
Nahuel Amadey y Violeta García Muro
Jorge Klainman, sobreviviente del Holocausto y autor de la publicación autobiográfica “El séptimo milagro” dio una charla en la Feria del Libro contando las terribles experiencias que se dieron en distintos campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Su testimonio fue muy fuerte e impactante y sobre todo muy educativo, ya que usualmente en la escuela el tema no se da en forma exhaustiva, sino por encima y como parte de la segunda guerra. Por esa razón cabe la pregunta ¿qué tanto sabemos sobre el Holocausto y de las atrocidades que se cometieron?
“A los trece años me llevaron a un campo de concentración en Polonia de donde después logré escapar”, relató Klainman y explicó que sobrevivió pidiendo comida. “Yo vivía en forma ilegal, porque al ser menor, si me hubieran descubierto, me hubieran matado”, continuó.
Al conocer su historia, que es sólo la pieza de un rompecabezas nos preguntamos ¿por qué?, ¿cómo puede una persona sentirse superior a otra, llegando a torturar y asesinar y no morir envenenado por la culpa?
Hay muchas teorías que fueron pensadas para justificar la matanza, pero al hablar de “raza superior” nos volvemos a preguntar: ¿Con qué parámetro decidían esa superioridad?
No se sabe, esa es la respuesta. Quizás sea como una de las leyes que escriben los animales en el libro “La rebelión en la granja”, de George Orwell y que señala “Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”. Esta frase resume el pensamiento de todos los genocidas que existieron y que existen en el mundo.
Porque lamentablemente siguen los racismos, ocultos por una careta de justicieros que distribuyen libertad y democracia a los pueblos dominados por la pobreza, el hambre y los dictadores fundamentalistas.
Por eso nos preguntamos ¿cuándo vamos a aprender que, a pesar de nuestras diferencias, somos todos iguales en esencia? ¿Cuándo aprenderemos a valorar esas diferencias?.
Ojalá que sea pronto porque sino, dentro de unos años, el mundo no va ser más como lo conocemos, sino una montaña de fuego, ceniza y muerte ocupará su lugar.
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