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sábado,
22 de
octubre de
2005 |
Leer o no leer, esa
es la cuestión
Cintia Gruber
La mayoría de las personas piensa que el hábito de leer se está perdiendo cada día más, pero, en realidad, lo que sucede es que se está leyendo de otra forma. Algunos prefieren leer el diario a través de la compu o recorrer las bibliotecas virtuales.
Según algunas encuestas, entre las diez actividades que realizan los adolescentes en su tiempo libre, leer ocupa la penúltima posición en sus preferencias. La punta está liderada por ir al ciber, chatear, escuchar música, salir con amigos o simplemente “no hacer nada”.
Millones de personas en el mundo prefieren enterarse de las noticias por la televisión y no leyendo el diario, tal vez porque eso significa un esfuerzo mayor.
Las encuestas señalan que muchos chicos no leen porque sus padres tampoco lo hacen.
También la falta de tiempo libre por causa de las obligaciones académicas influye negativamente en las horas que las personas dedican a leer obras de su elección.
En la escuela, los pocos libros que se leen son porque están en el programa, pero están fuera de los intereses de los alumnos; entonces ellos asocian a la lectura con obligación, aburrimiento y pérdida de tiempo.
Pero esta situación no es irreversible. No existe otra receta mágica para atraer futuros lectores en la actualidad que no sea convirtiendo el libro en un objeto familiar, significativo, acercando textos que interesen, y sacarlos del contexto de la lectura como actividad escolar, demostrando que leer también puede ser divertido y que permite abrir mentes a nuevos horizontes.
Crear hábitos de lectura puede ser difícil, pero no imposible. Depende de cada uno de nosotros.
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