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 miércoles, 19 de octubre de 2005  
Por mano propia. Se entregó el comerciante que mató a un ladrón en el Parque Independencia el jueves pasado
El conductor del BMW dijo que abrió fuego porque los ladrones le tiraron
Declaró que le robaron un Rolex y por eso reaccionó. Viajaba con su mujer y su hijo. No tenía permiso para portar arma y no se acreditó la existencia de tiroteo. Quedó preso y el caso fue caratulado como homicidio simple

Leo Graciarena / La Capital

Homicidio simple. Esa es la figura preliminar que la jueza de Instrucción Carina Lurati imputó a Humberto Osvaldo Visconti, quien se presentó ayer en los Tribunales santafesinos cinco días después de haber matado a tiros a Esteban Eduardo Peralta el jueves por la noche en Oroño al 2200. Visconti, un comerciante ligado al negocio de las golosinas, llegó acompañado por su abogado y le contó a la jueza su versión de los hechos. Dijo que le robaron un Rolex de oro, que persiguió a los ladrones que iban en una moto, que disparó porque los delincuentes le tiraron y que se enteró de que había matado al ladrón por los diarios. Visconti, de 51 años, quedó detenido en la seccional 11ª.

"Mas allá de la versión que brindó Visconti, hay una realidad. Los dos disparos salieron del arma que él manipulaba", explicó un vocero judicial.

La jueza escuchó a Visconti durante una hora y media. Fuentes tribunalicias aseguran que el relato que hizo Visconti fue detallado. Asumió que el arma que utilizó, una pistola Beretta 6.35 (calibre similar al 25 automático), era suya. La pistola tenía el permiso de tenencia vencido y Visconti no contaba con permiso de portación.

El hombre le contó su versión de lo que pasó el jueves minutos antes de las 22. La historia comenzó cuando el comerciante se detuvo en el semáforo de Oroño y 27 de Febrero. El circulaba por Oroño de sur a norte. Mientras estaba esperando en la primera fila en su BMW326 modelo 94, un joven le arrebató el Rolex de oro que llevaba en su muñeca izquierda. A partir de ese momento todo se hace confuso. "La jueza no quiere prejuzgar y está evaluando varios testimonios además del de Visconti", coincidieron. Lo que sí está claro es que el hombre persiguió a los ladrones que iban en una moto y Peralta apareció agonizante sobre el pavimento, en el cantero central, en Oroño entre Cerrito y Riobamba.

Aún quedan varios puntos por dilucidar: el arma que manipulaba Visconti no fue encontrada -el hombre dijo que la tiró en el Parque Independencia mientras huía- ni tampoco la que supuestamente usaron los delincuentes y que fue el motivo de la reacción de Visconti, según sus dichos. "El hombre dice que el pibe que iba sentando atrás en la moto disparaba como inclinado sobre su lado izquierdo poniendo el arma por debajo de su axila", confió un vocero. Algunos testigos en el lugar comentaron esa noche que se habían escuchado cuatro disparos.

La jueza tiene cinco testimonios directos del hecho, pero no todos son coincidentes. Visconti, quien iba con su esposa y su hijo, dijo que huyó del lugar porque se asustó. Y mostró que tenía excoriaciones en el brazo en el que llevaba el reloj, algo que fue certificado por un forense.

La jueza Lurati aguarda las pericias de la Brigada de Homicidios en el lugar del hecho, sobre la moto secuestrada el sábado en barrio Las Flores y en el auto del comerciante, que fue ubicado el lunes en una cochera de Paraguay 850. "El auto tiene un pequeño golpe en el parabrisas sobre el lado del acompañante, pero el mismo Visconti reconoció que es de vieja data", confió un vocero. Las fuentes de los Tribunales también coincidieron en que nadie consultó a Visconti sobre dónde estuvo escondido durante los cinco días que separaron la muerte de Peralta con el momento en el que se entregó ayer acompañado por su esposa. "Estaba muy angustiado y lo único que dijo fue que había llorado mucho".

Esteban Eduardo Peralta, o Alejandro Roberto Rojas como también estaba prontuariado, tenía 28 años y recibió dos disparos calibre 6.35: uno en la espalda y el otro en uno de sus glúteos. Fuentes de la sección Criminalística de la Unidad Regional II comentaron "que no se hallaron fuera del cuerpo de Peralta otros elementos que no sean los proyectiles". Esto sirvió para desmentir el rumor de que se habían hallado en el lugar del hecho vainas calibre 6.35 y "un casquillo de 9 milímetros", como se deslizó sosteniendo que un arma de ese calibre habría sido usada por los ladrones.

La doble identidad de la víctima dificultó en un principio su individualización. Primero se precisó que era Rojas y tenía un hurto en su haber delictivo. Algo considerado una pavada. Con el transcurrir de los días se llegó al verdadero paradero: Esteban Eduardo Peralta, cordobés. Bajo esta identidad fue que le saltó en la provincia mediterránea un extenso prontuario que abarcaba varios robos. Peralta paraba en Las Flores donde los pesquisas secuestraron una moto enduro, de 350 centímetros cúbicos, que sería la que utilizaron para cometer el arrebato. Trascendió además que el hombre asesinado pertenecía a una banda, conocida en el ámbito policial como la de los cordobeses.
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El BMW de Visconti revisado por peritos policiales al ser hallado.

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