Editorial

Facultad Libre, proyecto estimulante

La ciudad será sede de la concreción de una tan peculiar como valiosa iniciativa pedagógica, signada por la frescura y el carácter libertario. Con el aporte de una legión de destacados intelectuales de todo el país, la Facultad Libre de Rosario puede contribuir en una dirección clave: la construcción de nuevos paradigmas destinados a pensar la Argentina.

El país atraviesa una etapa en la que se plantea nuevos rumbos. De vuelta de la peor crisis de toda su historia, el gran desafío que afronta ahora es rediseñar el futuro de acuerdo con categorías nuevas y, por qué no, inesperadas. Claro que —sin dudas paradójicamente— el adjetivo “inesperadas” podría encontrar un sinónimo preciso en “propias”. Es que han sido demasiadas las veces en que los argentinos se han visto a sí mismos por intermedio de prismas ajenos y los fracasos colectivos han sido la penosa consecuencia de tal decisión. El proyecto de la Facultad Libre de Rosario, que fue presentado en sociedad el pasado jueves en el Parque España, se relaciona con esta necesaria búsqueda de otros paradigmas, capaces de dar cuenta de una realidad única, esa misma que necesita aún encontrar el cauce preciso para volcar en el terreno de los hechos su aún potencial energía.

   La marca de identidad de esta singular iniciativa pedagógica, de carácter absolutamente libertario, es una saludable irreverencia. El único requerimiento que debe cumplirse para cursar es leer y escribir, y ser mayor de diecisiete años. A partir del valioso antecedente en que se erige la Facultad Libre de Venado Tuerto, que funcionó en la Biblioteca Popular Florentino Ameghino de esa pujante ciudad del sur provincial entre 1990 y 1995, y con el mismo modelo de entonces, lo que se intenta plasmar es nada menos que “la universidad con que siempre se soñó y que nunca se pudo llevar a la práctica”, de acuerdo con palabras de su director, Fernando Peirone.

   Y los sueños pertenecen nada menos que a intelectuales cuyo brillo no puede ponerse en tela de juicio en el panorama cultural argentino: Tomás Abraham, Horacio González, Manuel Mora y Araujo, León Rozitchner, Beatriz Sarlo, Arnaldo Bocco y David Viñas formarán parte, junto a setenta profesores más, de un equipo de docentes al cual no puede calificárselo sino de estelar.

   A partir de aportes provenientes de Suiza y también del municipio local se pondrá entonces en marcha este valioso proyecto, que aportará otra faceta más al notable enriquecimiento cultural rosarino, ese que está convirtiendo a la ciudad en un polo que brilla con luz cada vez más fuerte y también, cada vez, más propia.