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 lunes, 03 de octubre de 2005  
El Papa sostuvo que excluir a la religión de la vida pública resulta una hipocresía
Al inaugurar ayer el sínodo de obispos, condenó "la voluntad de considerar a Dios como un obstáculo"

El Papa Benedicto XVI afirmó que "la exclusión de la religión de la vida pública es una hipocresía", al abrir ayer en la basílica de San Pedro el Noveno Sínodo de obispos, al que no asistieron los prelados chinos, lo que provocó tristeza en el Vaticano.

"La tolerancia, que admite a Dios como una opinión privada pero que la quita de la vida pública, de la realidad del mundo y de nuestra vida, no es más tolerancia, sino hipocresía", sostuvo el pontífice.

Ante la totalidad de los obispos, con excepción de los cuatro representantes chinos, el Papa condenó la voluntad del hombre "de poseer el mundo y su propia vida, descartando a Dios, considerado para ellos como un obstáculo".

Benedicto XVI subrayó que "un mundo sin Dios es un mundo en el cual prevalecen el arbitrio y la opresión, el derramamiento de sangre y la injusticia, los poderes y los intereses de parte".

"Si Dios es tolerado sólo como hecho privado -prosiguió-, y es expulsado de la vida pública, la sociedad pierde la brújula de la misericordia y del amor hacia el prójimo".

El pontífice inauguró el sínodo de obispos, el primero de su pontificado y dedicado por su predecesor Juan Pablo II -quien lo convocó- a la "Eucaristía, fuente y culminación de la vida y de la misión de la Iglesia".

A la asamblea no asistieron tres obispos de la Iglesia católica patriótica controlada por el gobierno de Pekín y un representante de la Iglesia clandestina -nombrado por el Papa-, pues no fueron autorizados para abandonar China.

Entre las novedades introducidas por Joseph Ratzinger figuran la reducción de una semana de la duración de los labores, que concluirán el 23 de octubre; la duplicación de representantes ecuménicos -pasados de seis a doce-, la introducción de una hora de debate al día y el voto electrónico que, por ahora, se combinará con el escrito.

La Eucaristía, a la cual está dedicado el Sínodo, no es un tema "descontado" sino más bien una "lente" a través de la cual se puede "verificar constantemente el rostro y el camino de la Iglesia", dijo el pontífice durante el Angelus.

El primer Sínodo del actual Papa reúne a 256 participantes procedentes de 118 países y cuenta con la presencia de 55 cardenales, 8 patriarcas, 82 arzobispos, 123 obispos, 36 presidentes de conferencias episcopales y 12 religiosos. (Télam, AP y DPA)
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El pontífice preside en la basílica de San Pedro la misa inicial de la asamblea.

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