|
lunes,
03 de
octubre de
2005 |
Cambios en la
Corte Suprema
El actual gobierno exhibe como uno de sus logros más importantes, institucionalmente, la destitución de cinco ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Todos realizados según las normas institucionales, a través de juicio político. Para un ciudadano común, bombardeado por los medios con que cuenta esta sociedad de consumo, todo es normal, es más, casi podríamos asegurar convencidos de que marchamos por el camino correcto. Salvo por un pequeño cuestionamiento. Desgraciadamente, la experiencia adquirida luego de 64 años de vida, no me deja aceptar esta situación como óptima. Estos jueces, hoy destituidos, fueron en su momento elegidos de un listado presentado por el Ejecutivo de ese entonces. Una gran mayoría de los miembros del Congreso nacional de ese entonces, hoy siguen en sus bancas. No es desconocido para nadie que el actual Ejecutivo fue el que motorizó este masivo desplazamiento, lo mismo que fue el Ejecutivo de aquel entonces el que motorizó la ampliación y el eventual nombramiento de los jueces hoy destituidos. Pero son los senadores los responsables del nombramiento y destitución. Esta velocidad con que son nombrados y destituidos funcionarios de uno de los tres poderes del Estado me lleva a la pregunta: ¿los legisladores son representantes del soberano o un apéndice del Ejecutivo? En ningún país organizado y serio debe existir un hecho histórico como éste. El nombramiento y destitución de cinco ministros del máximo tribunal en menos de 10 años no me parece serio.
Julio R. Sánchez, DNI 6.043.532
enviar nota por e-mail
|
|
|