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lunes,
03 de
octubre de
2005 |
El derecho a
la instrucción
A través de este medio quiero dirigirme al gobernador, a los directivos y docentes del turno tarde de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento para expresarles mi opinión ante el penoso papel que cumplen para con mis hijos que son alumnos de la mencionada escuela. Sé que paran de trabajar porque están "defendiendo sus derechos". Pues yo, que también soy docente, pero de las que trabajan, defiendo el derecho de mis hijos. Y jamás antepondré mis derechos a costa de los de ellos. Tenemos, junto a mi esposo, un proyecto elaborado cuidadosamente sobre qué hijos estamos formando para cuando lleguen, Dios mediante, a la adultez. Pero lo están malogrando y deteriorando ante lo cual me veo casi impotente como madre. Que sean personas con virtudes, responsables, solidarias y honestas nos encargamos los padres. Pero para que reciban instrucción, conocimientos básicos y académicos, los mandamos a la escuela, la cual ya nos cerró las puertas 30 días. Y no sólo les roban ustedes el derecho a la instrucción, la cual es hoy lo suficientemente pobre como para que no sea difícil recuperarla. También les están robando el derecho a una rutina de trabajo, de estudio, de responsabilidad que necesitarán el día de mañana para desenvolverse en cualquier cosa que elijan hacer. Creo que esto se arregla fácilmente con dinero, que habremos de generar con más trabajo y sacrificio, a fin de inscribirlos prontamente en una institución privada. Me queda entonces clamar a Dios, especialmente por todos los niños cuyos padres no tienen otra opción, para que mueva su mano poderosa y ayude a solucionar tamaño conflicto, que ustedes no logran o no se disponen a solucionar.
María Claudia Natali de Alban,
DNI 14.228.722
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