[Espacios] Radio La Coiifata

"Salud es poder hablar"

La emisora de los pacientes del hospital Borda lleva 14 años de actividad y prepara un documental con música de Manu Caho

Anne Herrberg

"El cable", grita Alfredo Olivera y mueve un amplificador. Se oye un crujido. Luego, por fin, suena el saludo inicial compuesto especialmente por Manu Chao: "LT22, Radio La Colifata, directamente de los jardines del hospital José Tiburcio Borda".

Alfredo Olivera sonríe, todos aplauden. Es sábado por la tarde, 14 horas: Radio La Colifata comienza a emitir en Buenos Aires con un amplificador, un mezclador de CDs y dos micrófonos.

En uno de los micrófonos habla Hugo López, de 70 años, a propósito del Día Internacional del Niño. "Hay dos posibilidades para no poder ser niño -dice-. Primero: No haber nacido, ja, ja, y segundo, no tener ni mamá ni papá, vivir al borde de la sociedad -o al Borda, ja, ja, esta puta mierda que conocemos todos".

López afina la guitarra. "Esta canción la regalo a los que nunca reciben regalo -a los niños y los locos- aquí va, en vivo, de los jardines del Borda", anuncia.

Los "jardines del Borda" son de cemento. A la derecha limita con una prisión, que se ve incluso más amable que los tristes muros del hospital psiquiátrico. Detrás de ellos, viven el doble de pacientes de lo que permite el escaso presupuesto que Argentina dedica a clínicas psiquiátricas. Lo único que hay de naturaleza es el sauce nudoso de cuyas ramas cuelga una pizarra sobre la que se lee el programa del día.

"La Colifata" fue en su momento la primera radio hecha por enfermos psiquiátricos. Y eso fue hace 14 años. Mientras tanto, se transmite a través de más de 50 emisoras y tiene unos 12 millones de oyentes.

La radio llamó la atención tanto de los medios como del cantante francoespañol Manu Chao. Junto con músicos de la calle, grabó un CD en 2003 y mezcló las canciones con samplers de La Colifata.

La colaboración continúa. Actualmente, Manu Chao trabaja en la banda sonora de un documental sobre La Colifata, que dirige Carlos Larrondo y cuyo estreno está previsto para 2006.

Una mirada retrospectiva al año 1991: Alfredo Olivera, estudiante de psicología de 24 años graba con un viejo grabador conversaciones con un grupo de internos del hospital psiquiátrico Borda. Una emisora de radio local se interesa por el material.

Y de repente, los pacientes del Borda tienen un lugar propio en la programación. Aunque les falta el nombre. "La Colifata" es el resultado de una votación entre oyentes y pacientes. "Colifato" es el "loco", pero dicho con respeto y guiñando un ojo.

La Colifata sirvió al principio como puente entre los internos y el mundo exterior. "Quería utilizar la radio para dar voz a aquellos que no la tienen en esta sociedad -explica Olivera-. Y al mismo tiempo luchar contra los estigmas sociales de la locura".

"Los enfermos mentales no son ni criminales ni creativos geniales -añade Olivera-. La mayoría sufre esquizofrenia, tienen un comportamiento comunicativo distorsionado y se encierran en sí mismos".

La radio vuelve a dar sentido a sus palabras, porque allí hay alguien que reacciona. Hoy existen proyectos similares en América y Europa. Porque lo que comenzó como una especie de experimento lúdico, alcanzó resultados terapéuticos considerables.

El 60 por ciento de los ex "colifatos" vuelve a vivir "fuera" y permanece allí. La mayoría se acerca sin embargo los sábados a los jardines del Borda. La radio sirve de terapia de resocialización.

Miqui, de 14 años y moderador oficial, toma el micrófono: "Salud es vida, salud es crecer, salud es poder hablar", dice. Otro paciente pide la palabra: "Cuanto más colifato soy, más saludable me siento". Y todos aplauden. (DPA)