Editorial

Circunvalación e inseguridad

Antes eran los pozos que causaban accidentes y muertes. Ahora que la avenida está totalmente reparada, los asaltos y ataques contra automovilistas causan una sensación generalizada de inseguridad.

La avenida de Circunvalación se ha convertido en los últimos años en una de las arterias más importantes de la ciudad. No sólo el tránsito pesado la utiliza para cargar y descargar cereales y otros productos en las terminales portuarias, sino que los automovilistas particulares la emplean para atravesar la ciudad de una manera rápida.

La vía fue hace muy pocos meses reparada integralmente después de años de abandono, miles de accidentes y centenares de víctimas, muchas de ellas fatales. Después de varios años en que nadie tapó un solo bache, la cinta asfáltica fue prácticamente reconstruida en su totalidad y la empresa que ejecutó los trabajos deberá mantenerla por dos años. Pero ese es tema de otro análisis.

Luego de soportarse el azote de una avenida casi intransitable surgió una nueva problemática: la inseguridad. En las últimas semanas se han producido una seguidilla de ataques contra automovilistas que son víctimas de asaltos una vez que se ven obligados a detener la marcha porque encuentran obstáculos en el camino o los vidrios del vehículo son destrozados por una pedrada.

Los ataques se han registrado mayormente en la zona del acceso Sur y Ayolas, donde hasta la policía es agredida con piedras y también con balas. Pero también otras zonas de la avenida son de circulación muy peligrosa, sobre todo en horarios nocturnos.

A los ataques contra los automovilistas -camioneros incluidos- se suma otra modalidad delictiva: el robo de cables, bases y lámparas de la iluminación de la avenida. Parece increíble que esto suceda sin que sea advertido por las autoridades policiales ni la guardia municipal.

Tal vez es hora de tomar muy en serio lo que ocurre en la Circunvalación y pensar en organizar un cuerpo permanente que custodie esa importante vía de comunicación, cada vez más utilizada también por los turistas que llegan a Rosario. Con un patrullaje permanente y no sólo como respuesta a una situación puntual, volverá la sensación de seguridad y terminarán los asaltos a conductores y el robo generalizado de la propiedad pública.