Año CXXXVIII Nº 48882
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 21/09
Turismo 18/09
Mujer 18/09
Economía 18/09
Señales 18/09
Estilo 17/09

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 25 de septiembre de 2005  
Aulas vacías. Las consecuencias de la huelga, bajo la lupa de especialistas
Pedagogos advierten que es "imposible" recuperar las jornadas de paro docente

Isolda Baraldi / La Capital

¿Cuáles son las consecuencias de un paro prolongado en la escuela pública? Dos especialistas en educación; el historiador, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires, Rafael Gagliano, y el investigador y decano de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, Ovide Menin, advierten que los efectos más graves los sufren los que menos tienen, siendo los más castigados de un sistema debilitado y con innumerables carencias.
Gagliano: "Los más perjudicados son los pibes que menos tienen"
"Las consecuencias de los días perdidos por la falta de clases son los números que nadie quiere ver, los que no se blanquean, los más duros; porque los que caen son los pibes que más lo necesitan, los que caminan por la cornisa y ese viento los termina de tirar del lado de la exclusión". La consideración corre por cuenta del historiador, profesor, investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director académico de Alternativas Pedagógicas y Prospectivas Educativas en América Latina (Apeal), Rafael Gagliano. Es más, destacó que de acuerdo a distintos análisis que se hicieron en la provincia de Buenos Aires, se detectó que los picos de deserción crecen dramáticamente después de medidas de fuerza prolongadas.

"Creo que los impactos no son iguales, hay chicos que el único lugar público donde se encuentran con los amigos y lo tratan como a una persona, es la escuela. Hay otros que tienen capital simbólico, familiar, es decir, tienen espaldas para sostener un paréntesis, por eso las consecuencias y el impacto son diferentes", analizó.

En ese marco, Gagliano recalcó que el proceso de aprendizaje es un "contrato" basado en la confianza mutua, en aquello de "no me vas a fallar". "Es por eso que creo que los alumnos que regresan a la escuela después devuelven el gesto y la huelga la hacen ellos. Es una respuesta lógica que se da en cualquier lado o circunstancia donde se rompe el contrato. Es la lógica de los que no tienen poder y, en el caso de la escuela, los chicos son el eslabón sin poder", agregó.

Según remarcó, los alumnos después de un paro prolongado "se desestructuran, porque es desestructurante perder un mes o más de clase", aseveró.

En tal sentido, se pronunció por la necesidad "imprescindible de una política de shock" en educación. "Es lo urgente, que implique una jornada escolar extendida o la doble escolaridad; esto es una necesidad para justificar la continuidad de una sociedad educada y capacitada". Más aún, afirmó que la diferencia entre los países no está dada por el producto bruto interno (PBI), sino por la cantidad de horas que imparte el sistema educativo público y obligatorio.

"Nosotros discriminamos y segregamos en muchos casos porque damos 2,45 horas de clases diarias, casi como en el siglo XIX. La doble escolaridad significaría pasar de invertir 480 dólares por año por chico a 1.500, 2.000 o 3.000 anuales, como lo hacen en Chile, Brasil o España", comparó.

El especialista reclamó una inversión educativa "extraordinaria" en favor de los chicos que acuden a la escuela pública. "No se trata sólo de buenos salarios docentes, hay que transformar las aulas. Aumentar las horas de escolaridad es fundamental porque si no dejamos a más de la mitad de la población con una muy baja calidad educativa", advirtió.

Gagliano aseveró que un proceso educativo es aquel que marca a la persona. "El niño debe ser afectado por la educación, tiene que ser una persona distinta cuando completa la escuela, sobre todo en aquellos donde la familia no los acompaña y si no se someten al aprendizaje tienden a reproducir la pobreza de origen", explicó.

El investigador también se refirió a los docentes. "Los maestros deben saber que no son el único eslabón del sistema y nunca se piensa que los padres además de papás son trabajadores. Ellos tienen que recuperar esta mirada sobre estos trabajadores, que hacen un esfuerzo enorme por enviar a sus hijos a la escuela", instó.

Además, destacó que "gremios y gobiernos tienen que negociar, acordar y luego respetar esos acuerdos, porque también estamos viendo que no existe una cultura de respeto por lo firmado entre las partes. Esto tiene que ver con la cultura política no partidista, lejos de las presiones electorales, con la cultura de un país que debe ser serio con sus compromisos, fundamentalmente con la educación", remató.
Menín: "Cualquier maestra sabe que los días se pierden"
El decano de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y especialista en temas de educación, Ovide Menin, tiró por tierra la idea de que los contenidos pedagógicos de los días de clase perdidos puedan ser salvados. "Pero claro que no se recuperan, no hay que ser investigador ni tampoco especialista para saberlo. Lo sabe cualquier maestra en cualquier lugar del país. Creo que hay un mito y una fantasía en torno de esto", aseguró sin medias tintas.

Con esta misma simpleza, Menin recordó que cualquier proceso educativo requiere de cuatro cosas: tiempo, reflexión crítica, continuidad y sistematicidad. Y consideró imposible afirmar que las 23 jornadas que los chicos llevan sin clases no influyan en su formación escolar.

Es que Menin niega contundentemente que sea posible recuperar los días de huelga. Y, para explicarse, lleva el problema a fondo. "Si fuera cierto, entonces no demos clases, si se puede recuperar de cualquier manera y en cualquier espacio uno podría pensar en una situación extrema de dejar de dar clases; todo esto me parece muy peligroso y además mentiroso", se despachó el experto.

Claro que el profesor, con más de 50 años de trayectoria académica, dejó en claro que apoya los reclamos de los docentes pero cuestionó la metodología aplicada: "No sé por qué cierto progresismo que se arroga la defensa de la escuela pública no puede buscar formas de reclamo más imaginativas, sin tener a los chicos en ascuas", aseveró.

En la misma línea argumentativa señaló que existen "dos irracionalidades"; una por parte "de una ministra inteligente, pero con una inteligencia defensiva, y por la otra con medidas de fuerza que parece que se continúan en sí mismas sin solución".

Así, Menin desgranó que un proceso educativo necesita de tiempo, de reflexión crítica, de continuidad, de elaboración y de sistematicidad. Pero hubo más, llamó a reflexionar sobre qué es la calidad educativa.

"Tenemos que repensar en lo que llamamos una buena calidad de la educación, en términos de una formación adecuada, que es buena en tanto responde a ciertos criterios y parámetros que no son únicos y categóricos para toda la vida, sino que van cambiando con el tiempo, a la luz del desarrollo de las ciencias, de la ética, del desarrollo tecnológico de un país", explicó el especialista y decano de Psicología.

Aunque no obvió pensar en los saberes mínimos a los que una persona tiene el derecho de acceder. "Siempre hay un piso, y eso hay que verlo a la luz de la experiencia empírica, es decir, no se puede ser tan calvo que se vean los sesos y no se puede ser tan mínimo que un mes de clases alcance", ejemplificó.

También el especialista cuestionó el piso básico que determinó el ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, de 180 días de clases.

"No sé de dónde salió ese piso, no hay ningún estudio serio que diga que es un plazo deseable. Creo que hay que conjugar tiempo, espacio y contenidos, el eje conductor debe ser el tipo, cantidad y calidad de los contenidos que un niño o adolescente debe incorporar para cumplir con cierto tipo de requisitos, responder a ciertas exigencias e integrar una buena formación escolar de la misma manera que cualquier profesional", afirmó.

Como para que no queden dudas, puso a modo de ejemplo los requisitos indispensables académicos para que una persona devenga en médico.

"Para formar un profesional, en el caso del médico, se necesita cierta cantidad de tiempo para que incorpore razonablemente contenidos básicos, fundamentales e indispensables, y eso vale para todas las formaciones. Mucho más en los niños, porque los estudiantes universitarios pueden prescindir de que los profesores expliquen o desarrollen algunos puntos del programa, ya que están en condiciones de hacerlo cada uno individualmente", remató Menin.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados