En pie de guerra. Radiografía del gremio que, con el diálogo cortado, lleva 23 días de paro

Una lucha interna divide Amsafé y lo expone a graves sanciones

En sus entrañas conviven dos formas opuestas de hacer política sindical que agudizan el conflicto docente

Diego Veiga / La Capital

Cerca de un mes de paro, los canales de diálogo cortados y padres preocupados que se reúnen en asamblea. Estas son sólo algunas de las postales que está dejando el conflicto docente. ¿Qué lleva al sindicato que nuclea a los maestros públicos (Amsafé) a tensar la cuerda en extremo, perderse la oportunidad de debatir la ley de reforma previsional y ganarse en parte la antipatía de algunos sectores de la sociedad, donde grupos de papás de los alumnos son el sector más visible?

Para encontrar la respuesta hay que sumergirse en las entrañas mismas del gremio, que por estas horas se debate en medio de una puja interna de sus dirigentes que se exterioriza en dos formas antagónicas de hacer política sindical: una más negociadora y asociada al sindicalismo peronista histórico, representada por su secretario general, José María Tessa; y otra más radicalizada "similar a la que se practicaba en los años treinta", que encarna el titular del sindicato en Rosario, Gustavo Terés.

"Esto no es nuevo, Amsafé históricamente tuvo dos posturas bien diferenciadas, una que viene de la Departamental Rosario -más extremista en sus mociones- y otra menos radical que exterioriza el departamento La Capital", admite un veterano dirigente gremial con muchas horas de asamblea sobre sus espaldas.

No son pocos quienes coinciden en señalar que desde el año pasado las diferencias se han acrecentado. Y puertas adentro del gremio están los que hablan del desgaste de Tessa.

El hombre que en 1995 desplazó a Ediberto Sánchez de la conducción provincial del sindicato enfrenta por estos días una tensa situación. Es más, hay quienes remarcan que la realidad experimentada ese año "se repite prácticamente calcada" por estas horas. Y en los despachos oficiales de la Gobernación también están preocupados. "Mirá si dentro de dos años Terés se queda como secretario general, ¿con quién vamos a dialogar?", se pregunta un estrecho colaborador de la cartera educativa santafesina.

El propio Tessa alentó a Terés a dar sus primeros pasos en la política gremial de Amsafé. Eran los comienzos de los 90 y el por entonces supervisor de escuela primaria debatía codo a codo junto al joven profesor de educación física rosarino.

Por esos días, ambos se encolumnaban en la misma corriente interna y Tessa ganaba las elecciones que siempre caracterizaron -y caracterizan- a Amsafé como uno de los sindicatos más democráticos de la provincia.

"Hubo un quiebre a mediados de los 90 que hizo que Terés y diversos grupos más radicales se abrieran", explica alguien que hace décadas ocupó un cargo de relevancia en el gremio.

Así, las últimas elecciones del sindicato encendieron una luz de alarma en el sector encabezado por Tessa. Rosario, la departamental en la que vota casi el 40 por ciento de los maestros santafesinos, quedó en manos del sector más radical. Tessa cosechó el apoyo del departamento La Capital y varios del norte de la provincia, mientras que Terés se hizo fuerte en el sur, básicamente en Rosario y San Lorenzo. No pasaría mucho tiempo para que las diferencias se hicieran públicas.


Un momento "preocupante"
"Que haya diversas corrientes ideológicas dentro de un sindicato es muy saludable, pero es preocupante que con tantos días de paro y con la Nación interviniendo, nadie convoque a una asamblea", dice un analista de temas educativos convencido de que las huelgas "son el resultado del choque de dos formas antagónicas de hacer política sindical".

"El sector de Terés pregona un estado de movilización permanente asociado a las políticas de los gremialistas que lanzaron las huelgas en el (Hospital) Garrahan (de Buenos Aires). Son muy radicales, impulsan medidas contundentes que se prolongan en el tiempo y corren el riesgo de perder adhesión", asegura.

Es más, para él, y en el fragor de esta metodología del "vamos por todo", Amsafé "perdió la oportunidad histórica de debatir la ley de reforma previsional. Finalmente el gobierno terminó sancionando la norma tras reunirse con el Sindicato de Docentes Privados (Sadop), que tiene sólo un tercio de los afiliados de Amsafé”.

  Allegados a Tessa admiten que el dirigente está preocupado. “Cuando perdió Rosario se instaló en la ciudad y empezó a venir más seguido. Es más, hasta pospuso su idea de irse definitivamente a la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) —entidad de la cual es secretario gremial— porque vio que su sector estaba perdiendo fuerza”, dice un hombre que suele compartir largas charlas con el dirigente.

  Surgido del riñón mismo del peronismo y cultor de un sindicalismo “dialoguista, negociador, propicio a lograr reivindicaciones a corto plazo y reacio a las medidas extremas”, Tessa explica ante los micrófonos lo que en su interior no tiene demasiada explicación. Defiende una medida extrema desde su convencimiento de que “así lo quieren las bases”, pero quienes lo conocen aseguran que “el quería ir a la conciliación”.

  Es más, según las fuentes consultadas, el paro le estaría trayendo algunos cortocircuitos con la conducción de Ctera, desde donde ven con malos ojos que el conflicto santafesino se nacionalice.


Justos reclamos
Mientras tanto, y basado en justos reclamos y años de postergaciones en las condiciones de trabajo, los maestros buscan un cambio y el sector que encabeza Terés suma adeptos.

Eso sí, las mismas fuentes coinciden en señalar que “nadie es tan loco como para arriesgarse a perder la personería gremial”. Claro que por estas horas esa realidad no parece distante, la Nación ya intervino, el gremio se mantiene firme y las sanciones podrían ser muy duras.