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viernes,
23 de
septiembre de
2005 |
Boggiano se dio por sentenciado
en su alegato final ante el Senado
En la última sesión antes del veredicto, alertó que un fallo en su contra pondría en riesgo el estado de derecho y el país
Antonio Boggiano, ministro de la Corte Suprema, dijo ayer que si el Senado lo destituye "sería una condena abusiva y aberrante". Irascible, luego advirtió que "si los jueces no tienen garantizada su libertad e independencia", el estado de derecho "estaría perdido y el país, mucho me temo, también".
No obstante, y apelando a la letra del tango "La última curda", de Cátulo Castillo, el magistrado alertó además que su proceso constituye "una herida absurda al Poder Judicial", al tiempo que ratificó que no renunciará.
Boggiano afirmó en su alegato final en el juicio político en su contra que "ningún poder puede destituir a un magistrado, sólo por un delito muy grave, y jamás por aplicar la ley con un resultado que disgusta políticamente a la acusación".
Cumplido el último paso del proceso, que insumió cuatro horas y media de sesión en el recinto, la Cámara alta dará el miércoles próximo, a las 14, su veredicto, que se preanuncia desfavorable para el juez.
Boggiano es el quinto y último magistrado que queda en el máximo tribunal perteneciente a la denominada mayoría automática que actuó durante el gobierno de Carlos Menem.
Actualmente suspendido en sus funciones, afronta catorce cargos por su participación en las causas Meller y Macri y por una medida disciplinaria que convalidó contra la jueza Haydée Dragonetti de Román cuando eso era facultad del Consejo de la Magistratura.
Boggiano calificó su proceso de "irrazonable e inconstitucional" e indicó que no renunció para "defender la dignidad inalienable de la conciencia del magistrado" y fundamentó su descargo en las defensas de los derechos humanos, de la independencia del Poder Judicial y de la libertad de prensa.
Por la parte acusadora, el diputado Ricardo Falú (PJ-Tucumán) ratificó el pedido de la Cámara baja para que "sea destituido e inhabilitado por el Senado para ejercer cargos públicos".
De ocurrir esto, se cerrará una etapa iniciada en el 2003, luego del intento fallido del año anterior, con la revisión de la conducta de los cinco jueces que integraron la mayoría automática.
En ese sentido se expresó el propio Falú, quien enfatizó: "Llegamos al final del proceso de renovación de la Corte, uno de los más trascendentes de las obras institucionales de la historia contemporánea de la Argentina".
Antes, por destitución o presión del juicio político, se alejaron del alto tribunal Julio Nazareno, Guillermo López, Adolfo Vázquez y Eduardo Moliné O'Connor.
Boggiano se defendió indicando que, "aparentemente no soy juzgado por el contenido de la acusación sino por otra cosa: por la ideología política", luego denunció que su proceso "tiene una gravedad particular".
También alertó en el recinto que le llegaron rumores acerca de que un senador (Ricardo Bussi) habría anticipado su voto en contra debido a que en la causa Simón falló a favor de la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida.
Sin dar nombres, el suspendido magistrado explicó que esa versión reflejaría que "cada senador puede juzgar, según su móvil político, sin tener en cuenta para nada si la acusación tiene mérito o no".
A su vez, hizo hincapié en que si la Cámara alta lo destituye por su voto en el caso Meller, "el resto de los magistrados tendría que temer acciones análogas".
"Para los jueces sería preferible que los particulares, en sus demandas presentadas contra el Estado, resultaran vencidos para evitar juicios políticos", razonó Boggiano.
Por eso les pidió a los senadores que reflexionen porque, según estimó, la destitución "es más que la muerte de Sócrates". También reclamó que la decisión de los legisladores "sea, al menos, individual y que cada uno de ellos me dé la razón por la que lo hace".
Antes de la sesión el diputado radical Hernán Damiani, miembro de la acusación, había considerado que el mal desempeño de Boggiano está "absolutamente probado" y que "debe ser destituido".
De las causas que enfrenta el magistrado, Meller es la más importante ya que es imposible para el Senado obviar el antecedente del juicio a Moliné O'Connor, destituido por el mismo caso.
En la causa Macri, Boggiano es cuestionado por su firma en la falta de mérito dictada al empresario Franco Macri por un caso de contrabando. Y en el caso Haydeé Dragonetti de Román, por la sanción contra esa jueza.
Marcelo Sancinetti, uno de los defensores de Boggiano, precisó en relación al voto en el caso Meller que la Corte "no es un tribunal de última instancia que interviene en todas las causas sino que lo hace sólo si hay arbitrariedad".
Sobre el caso Macri, la otra defensora, María Angélica Gelli, dijo que el magistrado actuó de acuerdo a la ley y a las "enormes competencias" que tiene la Corte, las que -según admitió- deberían ser reducidas.
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Boggiano y un alegato casi condenatorio.
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