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viernes,
23 de
septiembre de
2005 |
Melincué
Se mató un preso
que quiso huir
a los tiros de
una comisaría
Un sanjuanino de 50 años apareció ahorcado en la celda que ocupaba en la alcaidía de Melincué. Es la misma persona que en julio, mientras estaba demorado en la comisaría de Firmat, le sacó el arma a una agente y quiso huir a los tiros. En ese hecho resultaron heridos el jefe de la seccional, Pilar Doval, y el propio fugitivo.
Para la policía del departamento General López nunca quedó claro que hacía Miguel Angel González sentado sobre la lanza de un camión detenido por un semáforo en el ingreso a Firmat. Al ser interrogado, respondió que había sido secuestrado y empezó a transpirar profusamente, lo que motivó a los efectivos a llevarlo a la seccional 4ª para identificarlo, pensando que podía estar descompuesto.
Según la policía, González estaba bien vestido, tenía 500 pesos en sus bolsillos y tickets que daban cuenta de un periplo que incluía Buenos Aires, Córdoba y Chabás. Ya en la comisaría 4ª, no había mostrado signos de alteración hasta que de un salto redujo a una agente, se apropió de su arma y la encañonó, gritando que quería irse. Empezó a disparar buscando la salida, circunstancia en la que el comisario cayó herido en el rostro. González también fue baleado y la noche terminó con ambos internados en Venado Tuerto, fuera de peligro.
Al recuperarse, González quedó detenido en la alcaidía de Melincué, a comienzos de agosto. Según el titular de la Unidad Regional VIII, Julio Pallavidini, los primeros días nadie notó algo extraño en su comportamiento, aunque luego se mostró violento y rompió un televisor.
El 9 de septiembre, el sanjuanino fue llevado al psiquiátrico de Oliveros. Allí se recomendó que fuera alojado en alguna dependencia penitenciaria especial, lo cual se gestionó en la cárcel de Rosario. Como él pedía estar solo, los médicos sugirieron que se lo aislara en una celda. Pallavidini lo describió como "silencioso" y aclaró que estaba medicado.
González iba a ser trasladado a Rosario cuando se habilitara una plaza en la Unidad 3. Sin embargo, el lunes lo encontraron ahorcado con una calza anudada a la reja de un ventiluz de su celda. Lo habían llamado para ir a comer, pero dijo que no quería. Cuando llegó el personal policial, todavía estaba vivo, como dormido, pero no pudieron reanimarlo.
Para Pallavidini "no hubo una situación dudosa", en el sentido de que no hubo pelea con otros presos. Agregó que González había sido visitado varias veces por familiares mientras estuvo internado en Venado Tuerto. Al parecer, el hombre les dijo una vez que iba al cine pero se fue a Buenos Aires. Pero difícilmente se sepa qué motivó al sanjuanino a emprender ese viaje que terminó trágicamente en Melincué.
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