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 sábado, 17 de septiembre de 2005  
Marcha en Santa Fe por un caso de presunto gatillo fácil

Santa Fe.- Unos 200 vecinos de barrio Centenario se movilizaron ayer a los tribunales reclamando justicia a raíz de la muerte de Gabriel Fernández, un joven de 20 años abatido por policías en un presunto caso de gatillo fácil, por el que se encuentran detenidos tres uniformados. El juez de Instrucción Rubén Saurín recibió a Marcos y Patricia, padre y hermana de Gabriel, quienes le pidieron que se investiguen a fondo los hechos ocurridos días atrás en barrio Centenario.

Mientras se concretaba la audiencia, vecinos y parientes de la víctima acusaban a los policías por el homicidio. Sostenían entre otras cosas que nunca hubo un tiroteo entre bandas en el lugar, como se había afirmado. Rodolfo de Aguirre, abogado de la familia Fernández, sostuvo ayer, tal como lo expresaran los familiares a La Capital, que el sumario policial fue un montaje y desestimó que las pruebas de dermotest, según las cuales Gabriel habría estado esgrimiendo un arma al momento de resultar muerto, no son terminantes.

"Esa prueba también da positivo en una persona que toque tierra o fume mucho", sostuvo el letrado. Según el abogado, Gabriel fumaba "entre uno y dos atados por día". La semana próxima el defensor realizará distintas presentaciones. En tanto, desde el pasado jueves el magistrado tiene en su poder el informe realizado por la División Judicial de la Unidad Regional I de la policía sobre el episodio ocurrido el domingo pasado en barrio Centenario.

En aquel momento, según las primeras informaciones, se había producido un tiroteo entre bandas y cuando la policía llegó al lugar se encontró con la resistencia de Gabriel, quien resultó muerto luego de un intercambio de disparos. Posteriormente, los familiares sostuvieron que el joven no estaba armado y que todo fue armado por los policías que actuaron en el hecho. El sumario incluye declaraciones de policías y de testigos. Habría versiones distintas y contradictorias entre sí.

No está en dudas que un policía disparó contra Fernández, pero el juez debe determinar las circunstancias en que ocurrió el episodio. Los familiares afirmaron a La Capital que "a Gabriel lo mataron unos policías que empezaron a disparar a mansalva contra un grupo de pibes que estaban tomando cerveza en la vereda". El juez Saurín dispuso la detención de los policías Tauer, Moro y Chamullao. Según los familiares, este último efectivo habría instado a otro a que matara a Sergio cuando éste se encontraba herido y tirado en una zanja. Estas imputaciones volvieron a ser formuladas en la manifestación realizada ayer frente a Tribunales.
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