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 sábado, 17 de septiembre de 2005  
A las urnas. La gestión socialdemócrata-verde no pudo vencer el alto desempleo
Alemania pone en la balanza los siete años de gobierno de Schroeder
Las reformas sanitaria, fiscal y laboral no resultaron suficientes para impulsar el consumo y la inversión

Berlín. - El gobierno de socialdemócratas y verdes encabezado por el canciller alemán, Gerhard Schroeder, ha sometido a la primera potencia económica europea a profundos cambios desde su llegada al poder en 1998. Mañana los alemanes emitirán su veredicto sobre este prolongado período de gestión, cuando elijan en las urnas si continuará la actual alianza o si darán el poder a la democristiana Angela Merkel y sus aliados liberales.

En esos siete años tras el largo mandato del democristiano Helmut Kohl, Alemania decidió abandonar la energía atómica -una iniciativa innegociable de los verdes- con un plan de ejecución hasta 2021, creó una ley de uniones civiles para parejas homosexuales y aprobó una nueva ley de inmigración que facilita las nacionalizaciones.

Pero las reformas entraron en una nueva dimensión hace dos años con la llamada Agenda 2010 de Schroeder, que contempla una reorganización de los sistemas sanitarios, de jubilaciones, fiscal y laboral. Fue el primer programa desde la posguerra que busca recortar el caro y sofisticado Estado de Bienestar alemán. Sin embargo no ha conseguido todavía su principal objetivo: resolver el problema del desbordante desempleo que afecta a casi cinco millones de personas.

Una de las principales reformas llevadas a cabo es la sanitaria, que redujo las prestaciones, obligó a los asegurados a realizar mayores aportes en el pago de los medicamentos y servicios e instauró una tasa trimestral de 10 euros (12,20 dólares) para cubrir la consulta médica. Las medidas, apoyadas por la oposición y que entraron en vigor a principios de 2004, lograron que el sistema saliera de su crónico déficit y registrara el año pasado un superávit de mil millones de euros (1.220 millones de dólares).

Pero la obligación de pagar una tasa extra por la primera visita al médico en el trimestre generó fuertes protestas entre los alemanes. Las protestas fueron más intensas todavía cuando el gobierno aprobó la reforma laboral, que contempla recortes para los desempleados de larga duración, algo que desembocó en manifestaciones multitudinarias, sobre todo en el este de Alemania. La reforma limitó la protección por despido y facilitó el trabajo autónomo, así como contratos de bajo sueldo y sin asegurar.

Entre 2001 y 2005 entró en vigor paulatinamente una reforma fiscal que ha rebajado la tasa impositiva mínima del 26 al 15 por ciento y la máxima del 53 al 42 por ciento. Un alivio para los contribuyentes de casi 60.000 millones de euros.

Sin embargo, la medida no ha tenido el efecto deseado y el consumo privado, uno de los principales puntales de la economía, continúa estancado. Al mismo tiempo el agujero en las arcas estatales es cada vez mayor pese a la introducción de nuevos impuestos indirectos o la venta de participaciones estatales en empresas como Deutsche Telekom o Deutsche Post.

Alemania registró en 2004 un déficit público de 48.000 millones de euros (58.600 millones de dólares) y este año violará por tercera vez consecutiva el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea (UE), al superar el déficit presupuestario el 3 por ciento del producto bruto interno (PBI). (DPA)
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Schroeder anoche en Berlín.

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