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sábado,
17 de
septiembre de
2005 |
Casas y tierras
arrancadas a la
mafia siciliana
Por décadas, los más ricos campos de cultivo de Sicilia han sido manejados por la mafia. Ahora están regresando a manos de la comunidad, como la casa de verano confiscada al jefe de la mafia siciliana, Giovanni Brusca.
Tierra significa poder, incluso si los dueños están en la cárcel. Ahora, Italia está regenerando las propiedades confiscadas a los mafiosos y entregándolas a la comunidad. Este proyecto está recogiendo frutos inesperados.
La residencia de verano del notorio padrino Giovanni Brusca abrió sus puertas el 19 de junio. La casa principal, situada sobre una colina que mira al valle de Corleone, fue decomisada por el estado italiano y entregada al Consorcio de Desarrollo Legal. El experimento ha sido exitoso. Con dinero de la Unión Europea, el consorcio ha contratado a jóvenes desempleados para que integren cooperativas agrícolas y se encarguen de las tierras. Otro paso importante es combatir el clima de miedo que ha existido en la región. "Por 20 años los criminales controlaron el campo", dice Guarino.
También hay atractivos para los turistas: pueden dormir en la cama del Don y beber vinos de sus viñedos y comer pasta amasada con el producto de sus trigales. Estos productos antimafia también se están vendiendo en supermercados por toda Italia.
Entregarle a la comunidad las tierras confiscadas a la mafia no ha sido fácil. Los grandes jefes criminales pueden estar en la cárcel, pero sus socios aún tienen capacidad de intimidación. "El primer año, apenas habíamos sembrado nuestras semillas, cuando un rebaño de ovejas llegó de la nada y destruyó todo. Hemos recibido amenazas, nos han tirado cosas por nuestras puertas", indica Guarino. "Pero seguimos adelante. Hoy la mafia nos ve de manera diferente porque no tenemos miedo", asegura.
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