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sábado,
17 de
septiembre de
2005 |
Participación y democracia. En Santa Fe, las chicas del Normal Nº1 impulsaron cambios en la normativa que regula el funcionamiento de estas agrupaciones de alumnos
Centro de estudiantes:
un lugar en la escuela
Marcela Isaías / La Capital
Facundo Kaminsky ya cumplió los 13. En el mismo año en que empieza a recorrer las aulas de la Técnica Nº 625 se anima a trabajar en la organización del centro de estudiantes de su escuela. La propuesta inicial para formarlo fue hecha por unas alumnas de 9º año, y a él le resultó importante "trabajar para mejorar el colegio" y "sentarse a dialogar con los directivos" con este fin. Reconoce que es difícil "mantener el interés de otros chicos por la participación", pero igual no renuncia a lo que ahora ocupa una parte importante del tiempo de su precoz adolescencia. Facundo es uno de los tantos alumnos que participa de los poco más de 100 centros de estudiantes que hay en la provincia de Santa Fe, y que este año tomaron un impulso significativo al lograr que se reglamente una ley que permite su funcionamiento en los establecimientos educativos sin restricciones.
"Hace falta arreglar los baños de los varones y cambiar pizarrones del polimodal", cuenta Facundo sobre las demandas por las que ahora le parece importante trabajar en su escuela. En esta tarea, a la que se ha sumado voluntariamente, recibe el apoyo de sus directivos: "No hay problemas de diálogo, nos escuchan y apoyan en el funcionamiento del centro", cuenta el joven.
Es más: relata que entre los deberes que ahora lo convocan está el de recaudar fondos. ¿Cómo lo hacen? "Vendemos pizzas, sándwiches, tortas para los alumnos del TTP que se quedan a estudiar hasta las cuatro de la tarde".
Facundo está en 8º año de la EGB, tiene buenas notas, le gusta escuchar los grupos rosarinos "Murió de asco" y "El regreso del Coelacanto". Prefiere leer y dibujar cómics y es fanático de Star Wars. Además de estas convicciones, hoy suma otra: "El centro de estudiantes es un buen lugar para participar en la escuela".
La misma idea tiene Daiana Barrios, de 16 años y alumna del Comercial Belgrano, una institución que comparte el mismo edificio del Normal Nº 3. Igual ella suma otra visión sobre la tarea que le toca a un centro de estudiantes: "Es la organización que tenemos, que nos permite luchar por mejoras edilicias, pero también por acompañar otras luchas como la de los docentes", dice convencida Daiana, que cursa el primer año del polimodal.
Para la alumna de la escuela de Entre Ríos al 2300, "el interés por participar de los chicos es lo que más cuesta remontar". De todas maneras, habla con firmeza sobre lo que entiende es también una tarea de los jóvenes: "Iniciarse a la vida política, hacer política en la escuela".
A las opiniones de Facundo y Daiana se agrega la de Mailén Martínez, alumna del Normal Nº 1. "El centro es una forma que tenemos para expresarnos y luchar para mejorar la educación", dice la estudiante de 16 años. Pero también coincide con las visiones de sus compañeros acerca de la "falta de interés de muchos compañeros por participar en estos espacios".
La alumna agrega una explicación: "Rosario no tiene tradición -desde la vuelta a la democracia- de organizar centros en la escuela secundaria, y salvo el Politécnico, no hay experiencias de esta participación, por eso cuesta tanto organizarlos". Pero también realiza un análisis más profundo que lo vincula con "el accionar trágico de la dictadura y más tarde con la década del 90, la época en que el menemismo impuso una forma individualista de entender la participación".
Mailén participa en la agrupación estudiantil Tinta Roja, donde advierte un espacio más amplio de trabajo "ya no sólo para mejorar la escuela, sino la educación en general".
Por eso, junto a sus compañeros de otros colegios, trabaja en la formación de una coordinadora de centros de estudiantes. Una herramienta que describe como "fundamental para ayudar a constituir y sostener los centros" de cada secundario, además de pensar acciones conjuntas.
A la hora de hacer esta nota programaban una marcha conjunta en el aniversario de la llamada "Noche de los lápices", el 16 de septiembre.
El puntapié que dio el Normal Nº 1
Mailén es parte del grupo importante de estudiantes del Normal Nº 1 que este año protagonizó un hecho que pasará a la historia de la participación de los estudiantes en la vida democrática.
Es que desde principio del año escolar proponían organizarse en un centro. Sin embargo, las autoridades de la escuela entendían que la reglamentación vigente impedía la existencia de tal agrupación en el ámbito escolar. Con firmeza los alumnos se pusieron a trabajar y lograron el apoyo inmediato de la cartera educativa provincial para dar vuelta la reglamentación.
La norma que impedía su funcionamiento es el decreto Nº 817 del año 1981, una medida de la dictadura que entraba en clara contradicción hasta con lo expresado en la propia ley federal que concede a los estudiantes el derecho a la participación y la organización. Es más: una decisión enmarcada en la ley 10.195 del año 1988 admite e impulsa la creación de estos organismos que dan voz y votos en las decisiones de la escuela.
La discusión quedó resuelta con la intervención del Ministerio de Educación provincial, que sin demoras le dio la razón al reclamo de los chicos del Normal. Para despejar dudas o dobles lecturas, se redactó una resolución que explicita esta posibilidad de participación. Ahora se sabe que la reglamentación definitiva a la ley de la democracia ya tiene número de expediente y recorre los últimos pasos de un trámite olvidado por años.
Por lo pronto, el centro de estudiantes del Normal Nº 1 ya muestra sus primeras actividades. Entre ellas cuenta un ciclo de cine-debate con un programa de películas que toman importantes tramos de la historia argentina desconocida todavía por cientos de estudiantes.
"Empezamos la semana pasada con "Malajunta", y tenemos en la lista para ver "La Noche de los Lápices" -estaba programada para unos días antes del aniversario de la desaparición de los estudiantes de La Plata (ver aparte)- "Pochormiga", y "Deuda externa", entre otros filmes", dice Mailén.
Lo significativo es que a la iniciativa de los estudiantes por querer conocer más sobre el pasado y la necesidad de hacer memoria en la escuela se sumó un grupo de profesores de historia, que ayudan a organizar el debate y dar la información que propone la película elegida. Todo en tiempo extraescolar.
Incipiente, con temores, aciertos y desaciertos, los centros de las escuelas santafesinas empiezan poco a poco a escribir otro tramo de la historia de la participación estudiantil en la vida democrática.
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Fotos
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En la técnica Nº 625, ubicada en 9 de Julio 1247, los alumnos comenzaron este año a organizar el centro. "Queremos mejorar la escuela", dice Facundo (primero a la izquierda) de 13 años.
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