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sábado,
17 de
septiembre de
2005 |
Todos somos de
carne y hueso
Quiero respaldar la carta de lectores publicada el día 14 del corriente por la señora Susana Benavídez y manifestarle al señor Juan José Estrade (presbítero y docente de la Universidad Católica Argentina) que antes de pronunciar palabra, mínimamente, debería ver la realidad humana y social que en este momento estamos viviendo. Se han quedado en el tiempo él, sus superiores (como el Papa) y por supuesto los políticos que siguen una doctrina conservadora y conveniente para algunos pocos y desalentadora para muchos. Yo, por supuesto, estoy totalmente de acuerdo con la fertilización asistida o cualquier otra ayuda que se le otorgue a la mujer, sin tener que recurrir a un tipo cualquiera que pase por la vereda y poder quedar embarazada independientemente de nuestra condicion sexual. O qué piensan los demás, que tienen todo servido en bandeja y pasean, se besan con toda libertad, tienen hijos, se casan y tienen seguridad social, etcétera, etcétera. ¿Creen que los homosexuales no somos humanos? Deberían ver al de al lado, que por más que tenga familia, se levanta travestis o sale a escondidas con personas del mismo sexo... ¡Ah!, esos son unos piolas bárbaros, son los machos de América, y claro si estan casados legalmente y tienen todos los beneficios... Pero, ¿no se dan cuenta de que todos somos iguales? A la hora de ir al cajón, todos somos de carne y hueso...
Ana Cirigliano
N. de la R.: A raíz del caso de la pareja lesbiana de Córdoba que tuvo un hijo concebido por inseminación artificial, Estrade había advertido en una nota de opinión que "para ser madre es absolutamente necesario ser mujer". Y Benavídez le replicó que fuera del ámbito de la Iglesia Católica "no tiene autoridad" para realizar prescripciones.
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