Perros en las plazas

Concurro diariamente con mis nietos a la plaza San Martín donde veo con agrado que se la está embelleciendo, pero la presencia de los perros que son llevados por sus dueños y los que los pasean, que a veces llevan tres o cuatro de distintos tamaños, hacen que los niños no puedan disfrutar. Primero porque el césped y las calles que lo rodean están llenos de excrementos de los perros, aun al lado de los carteles que instan al dueño a limpiar lo que ensucia su mascota. Segundo porque los perros grandes, aun los famosos dogos argentinos, retozan sin bozal mientras los dueños conversan entre ellos. Tercero, hace unos días un perro grande, desconozco la raza, hizo caer al suelo a uno de mis nietos al parársele encima. Mi nieto tiene 19 meses y el "pobrecito perro quería jugar pero, es buenito", según su dueño. Sin comentarios. Hablé personalmente en la peatonal Córdoba con el intendente Lifschitz, quien manfiestó que las ordenanzas del bozal y la palita eran de imposible cumplimiento. Pregunto ¿entonces para qué se aprueban las ordenanzas? ¿Esperan que se deje la plaza exclusivamente para perros? Si es así que se retiren los carteles sobre las mascotas y se prohíba la presencia de niños.

Beatriz Kahl

N. de la R.: La Capital se ha ocupado en numerosas ocasiones de este verdadero problema que hace también a la calidad de vida. Y al margen de que el municipio a través de la Guardia Urbana debería actuar sobre este tema, es seguro que la solución definitiva vendrá de la mano de una cultura ciudadana más comprometida con la comunidad. La educación, entiéndase la de la escuela pero principalmente la del grupo familiar, es clave en esta materia.