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martes,
13 de
septiembre de
2005 |
Enroque en
la Justicia
Federal
Carlos Vera Barros asumirá el viernes próximo como juez a cargo del Juzgado Federal Nº3, dejando la función de subrogante que venía desempeñando en el Juzgado Nº4 en donde se llevan adelante las principales causas sobre la represión durante la dictadura militar en el ámbito del Segundo Cuerpo de Ejército. Expedientes emblemáticas como la causa Feced o la causa San Lorenzo que se tramitan en el Nº4 quedarán ahora a cargo de Germán Sutter Schneider, quien fue designado como juez subrogante del Nº4 tras ocupar el mismo cargo en el Nº3, en una suerte de enroque.
Si bien está abierto el concurso para el nombramiento del magistrado que estará al frente del Juzgado Nº4, por lo pronto quedará a cargo un nuevo subrogante, en este caso Sutter. Pero esta designación amenaza con traer nuevos conflictos, ya que Germán es hijo del ex ministro de Educación santafesino durante la dictadura Eduardo Sutter Schneider.
Sutter fue designado subrogante en el Juzgado Federal Nº4 por el Consejo de la Magistratura, que lo eligió entre una terna propuesta de la Cámara Federal de Rosario. Ya en esa instancia, algunos de los querellantes en causas por violaciones a los derechos humanos registradas durante la última dictadura militar plantearon objeciones técnicas.
Gustavo Feldman, patrocinante de la querella en la causa San Lorenzo, recordó oportunamente a este diario que el reglamento prevé subrogancias transitorias (menores de 60 días) y superiores (más de 60, con un plazo de un año, prorrogables excepcionalmente por 180 días más).
"La del Juzgado Nº4 es claramente una subrogancia prolongada porque el concurso está en sus comienzos", destacó el abogado, quien agregó "la imposibilidad de reiterar el mismo subrogante se basa en la prohibición de rebasar el plazo excepcional de duración de un año y medio". Indicó que "el límite fue fijado para evitar que, mediante el régimen de subrogancias, se burle el sistema constitucional de designación de jueces", ya que de ocurrir lo contrario se estarían designando magistrados permanentes sin exámenes de oposición ni propuesta del Ejecutivo o acuerdo del Senado. "Caeríamos, en definitiva, en un nombramiento mediante el sistema de cooptación judicial, universalmente considerado el peor porque promueve el acomodo y el favoritismo", subrayó Feldman.
Podría ocurrir que "si el juez subrogante designado considerara que hay motivos para excusarse de intervenir en causas como las de derechos humanos, las voluminosas causas deberían pasar a otro juzgado, y el servicio de Justicia se resentirá tan gravemente que perderá sentido la propia designación del subrogante".
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