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 martes, 13 de septiembre de 2005  
Cae la primera víctima política por el paso del huracán Katrina
Renunció el criticado titular de la agencia federal para emergencias, un funcionario de alto nivel del gobierno

Washington. - El huracán Katrina se cobró su primera víctima política de alto nivel en la administración de George W. Bush. Ayer presentó su renuncia el cuestionado titular de la agencia federal para emergencias Michael D. Brown. El funcionario había recibido un aluvión de críticas por su mal desempeño ante el desastre provocado en la costa del Golfo de México por el paso de Katrina. En su lugar asumió un experto en control de incendios. Bush, quien ayer visitó Nueva Orleáns, intentó así acallar las críticas por la evidente ineptitud de Brown, quien no contaba con antecedente alguno en control de emergencias.

La Casa Blanca designó al frente de la agencia federal (Fema, por sus siglas en inglés) a David Paulison, hasta ahora a cargo del área de incendios y director de esa agencia federal en lo referente a preparativos para responder a desastres. El viernes, ante la lluvia de críticas y las revelaciones de la prensa sobre la inexperiencia de Brown, Bush debió quitar al funcionario el mando de las operaciones de emergencia en la zona de Nueva Orleáns y nombrar en su lugar a un veterano de la Guardia Costera. El cambio recibió el aplauso general, pero la suerte política de Brown, un criador de caballos de carrera vinculado al partido republicano, quedó sellada.

"Estoy entregando hoy mi renuncia", dijo ayer Brown. "Creo que redunda en el mejor interés de la agencia y en el mejor interés del presidente hacerlo, y dejar que la prensa se concentre en las cosas buenas que están ocurriendo, en lugar de (concentrarse) en mí", se justificó.

Brown, quien dijo haber hablado con el presidente Bush hace cinco o seis días, indicó que la renuncia se le ocurrió a él. Aseguró que le preocupaba ser un elemento de distracción en medio de la ayuda que brinda Fema. "He llegado a la conclusión de que esto va en el mejor interés no sólo del gobierno, o mío, sino de la Fema", precisó.

Poco después de que Brown fue llamado a Washington la semana pasada, varios funcionarios vinculados al director de la Fema dijeron que era muy posible su renuncia, y que inclusive antes de Katrina había anunciado su decisión de abandonar el cargo para volver al sector privado.

Su reemplazante, David Paulison, parece tener un currículum intachable. Un experto bombero procedente de Miami, Paulison actuó entre los rescatistas que trabajaron tras el paso del huracán Andrew en 1992 y después de la caída de un avión de ValuJet en Florida en 1996.

Antes de unirse a la Fema en diciembre de 2001, Paulison, quien acredita 30 años de experiencia como rescatista en incendios, fue jefe del departamento de bomberos de Miami, donde dirigió un equipo de 1.900 hombres con un presupuesto de 200 millones de dólares.


Recorrida de Bush
En otro intento de contrarrestar la fuerte caída de su popularidad tras el paso del huracán Katrina, Bush enfatizó ayer que la recuperación de Nueva Orleáns será total, en su primera recorrida por el centro de la ciudad devastada. El mandatario también rechazó las acusaciones de que el gobierno respondió en forma lenta al desastre causado por el huracán, debido a que las víctimas eran mayoritariamente negras o porque el ejército estaba sobreextendido en Irak.

"La tormenta no discriminó y tampoco lo hará ninguno de los esfuerzos de recuperación", dijo Bush. "Cuando la Guardia Costera llegó estaban rescatando gente de los techos y no se fijaron en el color de la piel de las personas. Ellos querían salvar vidas", explicó. El presidente también señaló que hubo reclamos "ridículos", como que la guerra en Irak había perjudicado la ayuda en recursos militares al dejar muy pocas tropas disponibles para aliviar el caos provocado por el huracán. "Tenemos tropas más que suficientes para hacer ambas cosas", afirmó.

Este es el tercer y más prolongado viaje del presidente a la zona afectada, tras recibir fuertes críticas de medios de prensa y de sectores de la oposición. En una encuesta realizada la semana pasada por The Associated Press e Ipsos, más de la mitad de los entrevistados expresaron que el gobierno no había actuado con celeridad para ayudar a las víctimas.

Las encuestas muestran que los estadounidenses están profundamente disgustados con los funcionarios federales, estatales y locales, ya que consideran que respondieron muy lentamente al desastre. La imagen de Bush resultó severamente golpeada. Una encuesta de la revista Newsweek indicó que sólo el 38 por ciento de los encuestados aprueba el desempeño del presidente, el nivel más bajo de su mandato.

Después de pasar la noche a bordo del barco USS Iwo Jima, anclado frente a la costa de Nueva Orleáns, Bush participó en conferencias sobre los esfuerzos de recuperación en la ciudad inundada y el área circundante. El mandatario viajó por Nueva Orleáns en una camioneta, flanqueado por la gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco, y el alcalde de la ciudad, Ray Nagin.

El presidente dijo haber visto algunos signos positivos, como la restauración de la electricidad y el drenaje de agua de la ciudad. "Pero tenemos mucho trabajo que hacer", afirmó. Por su parte, en un nuevo ataque a la administración, el líder de derechos civiles, el reverendo Jesse Jackson, dijo que el gobierno ahora discrimina a las empresas locales, al asegurar que grandes corporaciones recibieron los mayores contratos para la reconstrucción. "Esto huele mucho a favoritismo y todavía hay gente durmiendo en el piso", disparó el reverendo.
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Clima de miedo. Bush se asustó ante un cable suelto en la ciudad devastada.

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