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domingo,
04 de
septiembre de
2005 |
Té en el calabozo
"Tengo que hacer reposo y, por lo menos, durante tres años no voy a poder hacer deportes. Por tres meses tengo que usar una faja y, de a poco, estoy empezando a caminar para no perder fuerza en las piernas y en los brazos", cuenta Marcelo quien con 16 años deberá archivar el básquet y el fútbol hasta que cumpla los 20. "Esa noche íbamos hasta Seguí y Morales. Son tres cuadras. Pero fuimos por Ayolas porque por Seguí es más peligroso. Por Ayolas está más iluminado e, incluso, pasan más los patrulleros. Parecía el camino más seguro", recordó el pibe. Marcelo -como Leonel- no tiene antecedentes y recuerdan así el trato de los detenidos en las seccionales 15ª y 16ª. "Cuando nos metieron con los otros detenidos, en la 16ª nos empezaron a preguntar si teníamos alguna causa. Entonces los policías nos gritaron: «Cállense la boca porque (los presos) los van a agarrar de mujer»", recordó Marcelo. "En la 15ª uno de los muchachos detenidos me preguntó que me pasaba. Le dije que estaba descompuesto y me dio una taza de té. La verdad es que se portó", valoró el muchacho.
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