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 domingo, 04 de septiembre de 2005  
Desastre. El conflicto racial y de clases, en el foco del debate
Las heridas que abre la catástrofe
Los negros y los pobres son las principales víctimas del huracán. Y están cada vez más indignados

Están cada vez más agotados, hambrientos, sucios e indignados. Y son negros, casi todos, como el pequeño en camiseta roja a quien le cae una lágrima desde sus grandes y tristes ojos, la obesa mujer desesperada a cuya falda se aferra un pequeño, o el hombre con el pelo revuelto que desde el Centro de Convenciones de Nueva Orleáns agita el puño hacia las cámaras de televisión.

También son negros casi todos los saqueadores que vacían desde hace días las tiendas de la "capital del jazz", así como aquellos que en Biloxi revuelven en los contenedores de basura en busca de algo comestible, "como los animales", tal como señaló un comentarista de televisión.

No hubo que esperar mucho para escuchar las primeras reacciones a estas palabras. "¿Lo habría formulado de la misma manera si hubieran sido blancos?", se preguntaba indignado un prominente comentarista de radio. El es negro. Un congresista criticó el hecho de que los que han perdido sus casas en Louisiana y Mississippi sean calificados como refugiados, "como si se tratara de Sri Lanka. Son conciudadanos, son gente que trabaja duramente". También el diputado es negro.

En la cadena CNN, un crítico hace referencia a dos fotos publicadas en periódicos que muestran a unas personas cargadas de bolsas de plástico. Unos son blancos y el pie de foto dice que los afectados han encontrado comida. Los otros son negros, y han saqueado. "Si esto no es racista, entonces no sé lo qué es", dice el crítico, de raza negra.

Negro o blanco, rico o pobre, tras largos días de imágenes de penalidades y la creciente crítica a la lenta reacción de Washington, un nuevo elemento se ha introducido en el debate público: la cuestión de la raza y de la clase social.

El tema ha adquirido tanta relevancia que algunos empiezan a temer que tras las inundaciones y la devastación el Katrina también provoque una división social. Bajo la superficie hace tiempo que hierven los ánimos. En vista de que la ayuda no llegaba, las víctimas del huracán empezaron a preguntarse si el agua, la comida y un techo bajo el que cobijarse habrían llegado más rápido si se tratara de blancos. "Sencillamente, nosotros no contamos tanto para Washington", afirmó la afroamericana Loretta Creel.

Congresistas blancos rechazan la acusación de racismo, aunque también reconocen que si bien no se trata de blancos y negros, sí de ricos o pobres, y son los negros los que la mayor parte de las veces son los más pobres, y negros son la mayoría de la gente que vive en la zona catastrófica.

Mucha gente, dice también Ray Nagin, el alcalde -negro- de Nueva Orleáns, se habría salvado si hubiera podido huir. Pero para ello se necesitaba un coche.

Las estadísticas hablan por sí solas. En Nueva Orleáns viven 1,4 millones de personas, más del 67 por ciento son negros y el 30 por ciento de ellos vive por debajo del umbral de la pobreza.

El distrito de Lower Nineth Ward resultó especialmente afectado por el Katrina. Allí, la cuarta parte de las familias vive con menos de 10.000 dólares al año, y la mitad con menos de 20.000. Más del 50 por ciento está desempleado. El barrio fue construido sobre una antigua zona pantanosa. Allí también vive la mayoría de las 125.000 personas que no pudieron huir porque carecían de automóvil. (DPA)
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Víctimas de todas las edades. Una nena de 5 años y una anciana de 101.

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