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sábado,
03 de
septiembre de
2005 |
Fernando Peña presenta "Yo chancho y glamoroso" en el Astengo
"Estamos llenos de imbéciles y morbosos,
gente vacía que necesita ver monstruos"
El actor dijo que empieza a despedirse del teatro popular con esta obra sobre la relación de la sociedad con la TV
Rodolfo Bella / Escenario
El actor Fernando Peña ofrece hoy, a las 21.30, la última función de su obra "Yo chancho y glamoroso", en el auditorio Fundación Astengo, Mitre 754. La propuesta, según contó Peña a Escenario, muestra su mirada crítica sobre la sociedad y la forma en que la televisión la refleja. Los personajes de la pieza son un matrimonio de homosexuales y sus dos hijos adoptivos que son tentados para ser parte de la televisión, un medio de comunicación con el cual el actor confesó una relación ambigua: "Soy un admirador de la televisión, y también la repudio".
-¿Cuál fue el punto de partida de la obra?
-Es una de las más difíciles que hice y creo que no la están entendiendo del todo. También es un poco mi despedida del teatro popular. No quiero seguir haciendo eso. Considero que éste es un trabajo muy difícil y para pensar. Es la historia de una familia, que está sumergida en una Argentina patética, pobre en todo sentido, despojada de absolutamente todo: de ideas, de belleza, de plata. Es la historia de dos padres homosexuales que reciben la ayuda de un norteamericano que les construye un canal de televisión en el sótano. La obra en realidad se podría haber llamado "La Argentina" porque es un poco el reflejo de lo que nos está pasando en este momento como sociedad y como país.
-¿Por qué decís que no la están entendiendo?
-Para empezar es larga. Dura dos horas y media. Todo lo que está puesto es adrede. Hay gente que me dice: la escenografía es fea, son raros los tiempos, le falta ritmo, y todo es adrede. Es una obra decadente, y es adrede. Es la decadencia de una sociedad mundial, porque estas cosas no sólo suceden en Argentina. Yo soy un especialista en mostrar monstruos. Soy desesperanzado y gris; depresivo y dramático. Entonces obviamente que se trata del lado oscuro del ser humano. Es una burla a la sociedad, al modernismo falso que tenemos.
-¿Qué estás haciendo para que no te entiendan?
-Soy una persona compleja y en la platea siempre busco un público activo, trabajador, que me devuelva trabajo intelectual; que amase conmigo la obra. Mi teatro es complejo y por eso me estoy abriendo hacia un teatro cada vez menos popular.
-¿Cuál sería el nuevo rumbo?
-Quiero hacer un teatro más pequeño en las manifestaciones, que de pronto con algún símbolo, con una sola frase se pueda armar un concepto. Realmente me quiero dedicar a gente que tenga la inteligencia para entender lo que se quiere decir con lo abstracto. Cuando se mira la filmación de la obra, uno se da cuenta que no está para nada lejos del programa de Maradona, o de la sociedad actual. Mi intención fue que la gente vea dónde estamos parados.
-¿Esa comparación es una crítica a la televisión?
-No, al contrario. Es un homenaje a la tele. Es una crítica al ser humano, a nosotros. La tele está hecha por nosotros y para mí la tele es la mejor manera de plasmar nuestros errores. Te deja totalmente expuesto. Hay algunas cosas mías que quedaron en la televisión de las cuales ahora me avergüenzo y eso no quiere decir que me arrepienta. Por eso también es una burla a mí mismo. Esta obra es una de las mejores trampas que me tendí.
-Hay tres programas que lideran las mediciones: "La noche del 10", "ShowMatch" y "Susana Giménez", ¿qué te sugiere eso?
-Que estamos llenos de imbéciles, curiosos y morbosos, de gente vacía que necesita ver monstruos. Es más: esta obra refleja eso y fue escrita mucho antes de que Maradona empezara a hacer televisión. Justamente la consigna del americano que financia a esta familia es "Muestren monstruos porque si no, no medimos". Y de eso se trata. Y Maradona no deja de ser un monstruo. Más así como está: flaco, hecho un muñeco de torta. Una persona que era casi un filósofo ahora se convirtió en un cartón pintado, le cosieron el estómago y fue mandado al ruedo por una fiera que es su mujer, que lo agarró de las pelotas y le dijo: "Vení para acá, cortate el pelo, la barba, limpiate, adelgazá, dejá la cocaína y andá a sonreírles a Mirtha Legrand y a Pelé". Toda la sociedad argentina está alegre por un tipo que se convirtió en un infeliz. Maradona para mí se tendría que haber muerto hace dos o tres años, gordo, cogiéndose un travesti, duro, borracho y puteándolo a Bush. La Argentina perdió el norte y la televisión es dueña de todo, así que con esta obra es como que prendí un gran fogón y dije, señores, así nos veo, adiós, me voy a hacer otro tipo de teatro porque está todo perdido.
-Pero también admirás la tele...
-Soy un admirador de la televisión y la repudio. Es como cuando uno quiere terminar una relación y no puede. Eso lo pregunto en el espectáculo ¿por qué no tiramos la televisión a la basura? Pero ahí es donde exijo un público pensante, no que sólo se ría. A través de esa pregunta no estoy hablando de la televisión, sino de la vida. Y el que no entienda eso, que vaya a ver a Gasalla.
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"Necesitaba una chica con la frescura e inexperiencia de Sofía Gala".
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