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 domingo, 21 de agosto de 2005  
Negocio brillante. Nadie da cifras pero todos saben dónde reducir los valiosos botines conseguidos en los delitos
Cómo se blanquean en el mercado el oro, las joyas y los relojes robados
Hay al menos 3 o 4 locales en los que el mundo del hampa zonal se saca de encima lo que no le pertenece. Los "bancos de empeño", la duplicación de Rolex y la fundición del metal en lingotes son moneda común

Sergio Naymark / La Capital

Cada vez que se producen el robo o escruche a una vivienda, los partes policiales reportan que en el botín había alhajas, muchas veces de oro y valiosas. ¿Cuál es el circuito que sigue ese codiciado metal una vez que está en manos de los ladrones? La respuesta a esa pregunta surge fácilmente cuando se habla en confianza con los joyeros que pueblan la calle Maipú. Así se puede descubrir un oscuro mercado en el cual no sólo se reducen las piezas sustraídas sino también donde operan algunos comerciantes de dudosa confiabilidad que reciben empeños de mercaderías que con el tiempo se lavan a través de falsos robos. Quizás allí también esté la punta del diamante que la policía y la Justicia tratan de pulir para saber qué pasó en el fabuloso golpe contra una joyería céntrica perpetrado hace dos semanas y cuyo monto preciso aún se desconoce (ver página 36).

La Cámara de Joyeros, Relojeros y Afines de Rosario nuclea a 80 comerciantes que trabajan repartidos en distintos puntos de la ciudad pero que mayormente están concentrados en cuatro cuadras de la calle Maipú. "Aquí nos conocemos todos y por eso sabemos quienes son los que trabajan por derecha y quienes no", aseguró un orfebre que recibió a La Capital en su pequeño taller de joyería de la zona mencionada. "No son más de 3 o 4 los tipos que, disfrazados de comerciantes, atraen a la gente y hacen negocios sucios con el oro y los relojes pero también con las joyas robadas".

A pesar de que el joyero identifica por sus nombres comerciales a esos 3 o 4 "malos colegas que hacen pensar a la gente que todo lo que pasa en calle Maipú es turbio", no quiere que se publiquen. "Son tipos muy ásperos, peligrosos, que no tienen prejuicios a la hora de salir armados para defender sus interéses", dice como rememorando un hecho del que fue partícipe el joyero cuyo local fue vaciado hace un par de semanas.

Más allá de esas consideraciones, los joyeros aseguran que en esos locales de dudoso trabajo "se reducen las joyas que se roban" y no es poco común que los fines de semana, cuando la mayoría de los locales ya están cerrando o directamente tienen sus persianas bajas, lleguen autos con vidrios polarizados y baje alguien con una bolsita que dejará en el lugar para llevarse algo de dinero a cambio. "Hay que tener en cuenta que Rosario es una plaza a la que no sólo llegan los delincuentes que actúan en la ciudad sino que recibe botínes de todo el sur provincial y el norte bonaerense", confiaron las fuentes.

¿Cuál es el destino de ese oro robado? Todo dependerá de la calidad de la mercadería. "Si se trata de joyas de orfebrería antigüa y con un alto valor, saldrá del país rápidamente para ser comercializada en circuitos europeos o de Miami. Si se trata de piezas comunes, su final es la fundición en lingotes que luego serán vendidos en comercios de la misma cadena negra de la Capital Federal o su rápida derivación a comercios bonaerenses", dijeron los joyeros consultados.

Cuando los comerciantes hablan del mercado blanco y transparente en el cual ellos dicen trabajar manifiestan que está reglamentado y que lo cumplen tal cual debe ser. "No podemos comprarle oro a cualquiera. Nosotros, como en el negocio de las autopartes, llevamos un libro en el cual debemos asentar qué se compra, cuando y a quien. Por eso tenemos que exigir documentos y no podemos comprarle a menores, extranjeros o indocumentados. Ese registro debe ser verificado y autorizado por la policía una vez por mes. Pero uno sabe como es ésto. Muchas veces la policía es parte del negocio y los libros los firman por compromiso".


Empeños negros
También existe en el mercado un oscuro negocio de empeños ilegales que permite a los inescrupulosos comerciantes hacer pingües diferencias económicas. Es que ninguno de estos personajes trabaja con documentación transparente y mucho menos con seguro, cuyo costo "es altísimo", dicen los joyeros. Por eso les resulta más barato montar un autorrobo que les haga desaparecer la mercadería que en realidad sigue en su poder o es fundida para ser luego comercializada en otros ámbitos también oscuros.

"Esto es sencillo", explica un joyero. "Si vos empeñás tus joyas en un banco te darán un certificado legal donde consta la calidad y el peso de la joya además del monto por el cual la dejás. Y también tendrás la cobertura de un seguro. Pero nada de eso existe en el mercado negro. Sólo te entregan un papel sin membrete, quizás con un sello, en el cual puede figurar la joya que dejás y por la que te dan unos pocos pesos". Pero esos locales no tienen ningún tipo de cobertura de seguros porque son muy pocas las compañías que trabajan el rubro y las pólizas son extremadamente caras.

Cuando el comerciante llena tres o cuatro cajas fuertes con joyas empeñadas llega el momento del robo. "En realidad lo que hacen es simular el hecho, vaciar las cajas y fundir toda le mercadería para reingresarla al mercado en forma de lingotes", relatan los joyeros. ¿Y cual es la ganancia? "Es que nunca se paga por el empeño el valor real de la joya. Entonces, el tipo pagó 4 o 5 mil pesos a las distintas personas que fueron dejando piezas empeñadas y se queda con el valor real de mercado. Así puede hacer cifras muy importantes". Y en el mejor de los casos, alguien irá a reclamar lo empeñado o presentará una denuncia, pero todo se dirimirá con algunos pesos extras.


¿Y los Rolex?
Acerca de los Rolex robados en los asaltos o arrebatados en la calle, los relojeros de Maipú dieron pistas concretas sobre cómo se blanquean en el mercado esas piezas de precisión. Los Rolex están idnetificados por números de serie que figuran impresos en la malla, la máquina y la caja como así también en el estuche y el certificado de garantía. Esos cinco números idénticos entre sí pueden servir para quintuplicar un reloj robado.

"Si te lo arrabatan en la calle tenés la posibilidad de hacer tres relojes truchos: uno con la malla, otro con la máquina y un último con la caja. Las demás piezas son de los Rolex truchos comprados en Paraguay y siempre el joyero tendrá una excusa para explicarte por qué los otros números no están estampados en la pieza. Que se cayó y hubo que cambiar el cuadro, que la máquina fue pulida para un arreglo, que la malla se rompió en un accidente", contaron con detalles varios joyeros consultados por este diario.

Pero si el robo es en una vivienda, a esos elementos se suma el estuche y el certificado de garantía, también numerados. Y de esa manera se pueden hacer hasta 5 relojes que se venderán como verdaderos pero a un precio menor al del mercado aunque en realidad de Rolex sólo tendrán una pieza.

En este sentido, cuando se consulta a los joyeros sobre su impresión del robo a Tiffany, el local de Enrique Ariosti sito en Mendoza 1086 y vaciado por boqueteros el domingo 7 de agosto para llevarse un botín que en primer término fue valuado en 500 mil dólares, todos coinciden en la misma apreciación: "Todos creemos que fue un autorrobo para lavar mercadería negra, pero si es verdad que lo vaciaron nos pone bien. Ojalá lo hayan fundido porque es uno de los tipos que nos ensucia a todos", confiaron varios comerciantes afincados en calle Maipú.
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Calle Maipú, corazón joyero de la ciudad. Todos conocen lo que pasa pero pocos hablan.

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