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domingo,
21 de
agosto de
2005 |
La primera plaza
de Buenos Aires
"Sería injusto marcar algo negativo en mi vida, porque mi nombre salió de donde yo nací", afirmó Ortega. "A los 16 años, sin amigos y sin familia, llegaba a Buenos Aires, y tuve que dormir en una plaza la primera noche; después vendí diarios y lustré zapatos para sobrevivir, y por alcanzar lo que alcancé creo que no sería justo con Dios y con la vida decir «yo me perdí tal cosa»".
"Siempre viví a fondo, poniendo mi cara y mi sentimiento. Cuando yo rescato fundamentalmente a mi familia, a mis hijos que ya veo crecidos y transitando la vida solos y sólidos moral y espiritualmente, me digo que ese es el mejor testimonio de mi paso por la vida. Con semejante testimonio, ¿qué balance negativo podría hacer? Eso sí, me hubiera gustado tener más tiempo para jugar cuando era un pibe y no vivir tan pendiente de ganar una moneda para llevarle a la familia".
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