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domingo,
14 de
agosto de
2005 |
Un verdadero perro policía
hizo apresar a un ladrón
Fue en la casa de un comisario. El can ladró, acorraló y tarasqueó al solitario asaltante
Un joven delincuente que andaba al boleo y sin armas, se llevó una sorpresa mayúscula cuando ingresó a robar en una casa de Ecuador al 1400. Entrar le resultó fácil, ya que la puerta estaba abierta, pero cuando estaba mirando qué llevarse, se topó con los ladridos de un verdadero perro de policía. "Dejame ir, dejame ir", fue lo único que alcanzó a decir el ladrón mientras retrocedía para evitar los tarascones del canino que, a pesar de ser contenido por su dueño, intimidaba con su ronco ladrido. El maleante terminó preso en la seccional 14ª y el perro fue héroe por un día, aunque ante La Capital no soltó más que ladridos.
Todo ocurrió en la casa del comisario inspector José Abraham, jefe de Inspección de Zona 4ª, en el corazón de barrio Belgrano. En el lugar, los ladridos de Jhon, un ovejero alemán de 7 años, suenan intimidatorios. "Jhon está entrenado y cuando alguien quiere entrar a la casa, se pone malísimo", advirtió ayer por la tarde Sebastián, de 24 años.
Jhon, la figura más requerida ayer a la tarde en barrio Belgrano, ganó notoriedad el viernes por la noche cuando frustró el robo de la casa de sus dueños. El viernes pasadas las 21, Martín -uno de los tres hermanos de Sebastián- se cruzó a la casa del vecino de enfrente. Salió por el garaje y, si bien cerró la puerta no le puso llave. Fue entonces que un muchacho -identificado por la policía como Miguel Rementera, de 21 años- que andaba "merodeando", aprovechó el descuido y se metió en la casa.
"Mientras caminaba, se dio vuelta y vio que a la casa entraba un pibe. Entonces se volvió y agarró el perro, que estaba encerrado en la cocina. Y el perro lo acorraló", contó Sebastián, quien en ese momento se estaba duchando. "Mi hermano me gritó «llamá a la policía que entró alguien» y yo, con la toallita, no entendía nada. Llamé al Comando y en tres minutos estaban acá", explicó. La historia del robo frustrado terminó con el delincuente en la celda de la 14ª.
Jhon no es un perro cualquiera. Es un perro que desde pequeño creció en una familia policial. "Mi papá es policía y cuando trabajaba en la seccional 29ª de Villa Gobernador Gálvez le regalaron un perro todo pulgoso, chiquito y con sarna, que era Jhon. Mi papá lo alimentó y lo llevó al veterinario. Después lo hizo entrenar", explicó el joven. "Hasta ahí, el perro trabajaba en la comisaría, pero cuando a mi papá lo trasladaron lo trajimos a casa porque nos habíamos encariñado con el animal", contó el muchacho.
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