Año CXXXVIII Nº 48840
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 07/08
Mujer 07/08
Economía 07/08
Señales 07/08
Educación 06/08
Salud 03/08
Autos 03/08
Estilo 02/07

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 14 de agosto de 2005  
Tema del domingo
Obra pública, formidable arma contra la pobreza

Desde el Indec dejaron saber el jueves que en el país tienen empleo 88% de los habitantes. El viernes, el presidente Néstor Kirchner amplió el plan nacional de construcción de viviendas hasta las 300.000 propiedades. Ante 20 gobernadores, cientos de intendentes y un nutrido grupo de empresarios y dirigentes gremiales de la construcción precisó que hay dinero disponible —12.000 millones de pesos— para financiar las obras a un ritmo tal que las unidades habitacionales estén entregadas antes de agosto de 2007. La ambiciosa iniciativa aspira mantener por debajo del 12% el desempleo a la vez que genere 1,5 millón de nuevos puestos. El mandatario dio otro giro a la rueda que tracciona la antigua y formidable maquinaria con que cuenta el mundo desde el principio de la comunidad organizada para paliar efectos del flagelo de la indigencia y la pobreza. Sucede que la construcción genera trabajo desde la base de la pirámide social y hasta su polo opuesto. Acceden al empleo trabajadores calificados en oficios como albañilería, electricidad y carpintería a la vez que pueden sumarse a la población laboralmente activa miles de jóvenes en busca de su primera oportunidad. Lo mismo sucede con profesionales de la ingeniería, el diseño y la arquitectura. Los empresarios —en este caso los constructores— satisfacen una necesidad básica que es la de mantener sobre la línea de la rentabilidad a sus empresas que son, a la sazón, la fuente primaria del trabajo en la actividad. Desde la perspectiva del gobierno nacional el Plan Federal de Viviendas está destinado a ser principal política de Estado para poner a la desocupación por debajo del 10% antes de fin de año; una meta reconocida por el mismo presidente cuando anunció el programa de expansión de la obra pública. En rigor, sus palabras fueron: “Cuando nos tocó asumir el gobierno el desempleo estaba arriba del 20%. Seguramente ahora anunciarán que llega casi al 12% y estoy seguro de que luego estará mas cerca del 11%. Espero que la medición de diciembre sea del 10%”. La ingeniería financiera para construir las 300.000 viviendas distribuidas en todas las provincias argentinas se resume en mantener el valor del dólar alrededor de los tres pesos. Lo reveló el mandatario cuando precisó que “por más que algunos no estén de acuerdo, un dólar alto nos da la posibilidad de poder exportar y ser competitivos. Hacemos un esfuerzo grande ya que la plata para ello la pone todo el pueblo argentino”. Dólar alto equivale a menos importaciones de bienes y más ingresos para el Estado por cobro de impuestos a las ventas internacionales de granos y derivados. Para dimensionar el volumen de dinero que administra el ministro de Economía Roberto Lavagna basta informar que desde la puesta en vigencia en 2002 de las retenciones a las exportaciones, el gobierno recibió alrededor de 25.000 millones de dólares; es decir seis veces más que la inversión orientada a las 300.000 viviendas. En este aspecto se abre otro debate que divide opiniones entre estadistas, empresarios, industriales y ruralistas. Mientras éstos se quejan de ser fuente excluyente de financiamiento, aquellos callan en público pero reconocen en privado que de no mediar los aranceles que pesan sobre el comercio internacional de cereales y oleaginosas difícilmente habría dinero suficiente para combatir la desocupación en la Argentina.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados