|
domingo,
14 de
agosto de
2005 |
Computación para adultos: vencer los miedos
Las tan utilizadas frases "para estudiar no hay edad y nunca es demasiado tarde para aprender" tiene plena vigencia en materia de computación. Estamos en la era de la informática, todos pertenecemos a ella y los adultos no deben quedar afuera y utilizar en su beneficio estas nuevas herramientas como ya lo hicieron con la TV, la telefonía, las procesadoras, las videocaseteras, los lavarropas y tantos otros instrumentos que a lo largo del siglo XX se pusieron a disposición de todos.
Hoy vemos muchos mayores con miedos que les impiden y hasta les paraliza acceder a la computadora.
A veces se ven paralizados ante la idea de aprender computación porque está presente el prejuicio familiar que surge de frases o sentencias como "para qué querés aprender a esta altura de la vida".
Otro temor paralizante es a romper o a borrar algo, que sin querer los pequeños y no tan pequeños integrantes de la familia tanto difunden y ayuda a tener a los adultos lejos de las computadoras.
Los que se animan y se acercan al mundo de las computadoras, Internet, correo electrónico, logran innumerables beneficios, entre otros:
u La posibilidad de comunicarse con familiares y amigos que viven lejos.
u Tienen a su alcance una ventana al mundo que les permite leer los diarios o escuchar las radios de su tierra natal.
u Se sienten integrados a hijos y nietos cuando se habla por Internet en las charlas.
u Les sirve de compañía y esparcimiento.
u Tienen la posibilidad de conocer gente.
u Cuentan con una dirección de correo electrónico para dar a sus amigos y conocidos.
u Y lo más importante, ver que fueron capaces de vencer los miedos.
Una clave fundamental para lograr el éxito en el aprendizaje consiste en el respeto de los tiempos de los adultos. Por lo tanto, al momento de iniciar la capacitación es imprescindible que no estén mezclados con niños y adolescentes, ya que los ritmos de aprendizajes y expectativas son sustancialmente diferentes.
Es altamente gratificante para aquellos que enseñamos a los adultos mayores observar las caras de alegría cuando logran el objetivo de enviar el primer e-mail, reciben una respuesta, pueden leer un diario, buscar una receta de cocina o compran por Internet (significa un alimento para el alma de aquellos que se animan y empiezan).
Muchos comienzan los cursos y no dicen nada a sus familiares para no sentirse acosados con preguntas como: "¿ya aprendiste"? o "¿ya sabés mandar un mail?" Finalmente se enteran de la novedad cuando reciben con sorpresa el primer mail diciendo: "Yo también lo logré".
Sandra Ivanko
Analista universitaria en sistemas
[email protected]
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
|