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domingo,
31 de
julio de
2005 |
Tras las claves de la ciudad moderna
"Elegí ese período porque es fundacional para Rosario", explica Ielpi al definir el perfil de su nuevo libro
Casi veinte años rastreando en diarios, revistas, libros, bibliotecas, archivos, escuchando testimonios, escribiendo. Ese es el tiempo que Rafael Ielpi asegura haberle dedicado a "Rosario, del 900 a la década infame", su nuevo libro cuyo primer tomo (son cuatro en total) será presentado el martes próximo. Dice que fue un trabajo "un tanto agotador porque para conocer el pulso de una ciudad, más allá de las fuentes históricas, bibliográficas, documentales, lo mejor que hay son los diarios. Y yo leí -ejemplifica- La Capital desde el 1º de enero del 1900 hasta el 31 de diciembre de 1930, uno por uno".
"Rosario, del 900 a la década infame" (editado por Homo Sapiens, 362 páginas) atesora algunas claves. "Elegí este período porque es fundacional para la ciudad, la ciudad moderna, contemporánea", responde Ielpi mientras busca las palabras para hacer ese retrato de una Rosario que edificaba sus casonas del Paseo del Siglo u Oroño pero también construía las típicas casas chorizos en los barrios o abandonaba a los obreros en conventillos de Refinería.
Esa ciudad -como Ielpi describe en libro- que toma forma con cada oleada de inmigrantes, cuyos primeros desembarcos llegaron a ofrecer intendentes y concejales extranjeros, formaron la burguesía local y también la clase obrera, los anarquistas y socialistas.
Una ciudad que si bien recibía las resonancias de Buenos Aires tuvo por entonces (entre el final del siglo XIX y principios del XX) el ansia de forjar su propio progreso. "Ahí se delineó su perfil urbano, cultural, se crean las grandes instituciones, los diarios, el puerto; pasa de ser una ciudad fenicia entre comillas a tener un perfil cultural, aparecen intendentes progresistas como Lamas, Pinasco, Quiroga que gestionaban con perspectiva. Lamas hizo un parque para 100 años, Quiroga quiere un plan regulador sobre una ciudad que recién empezaba a crecer", relata.
Si bien aclara que este libro no hace eje en la vida cotidiana, junto a los datos históricos y políticos, aparecen hechos, anécdotas a través de los cuales esa ciudad habla. Crónicas policiales, los precios a los que se vendían los cigarrillos o los alimentos, el valor de los pasajes en tranways o las ordenanzas que prohibían jugar a las bolitas en la calle para evitar problemas en el tránsito ilustran el ambiente que por entonces vivían los rosarinos.
Al momento de definirse, Ielpi elige presentarse como "un escritor que ha decidido encarar investigaciones históricas". Y opina: "Me parece que el libro es un buen aporte sin pretensiones académicas, siempre lo he dicho, pero tampoco me quiero rebajar a la categoría de un improvisado que no sabe nada".
Y en esa pasión por la historia, defiende a Rosario. "Toda ciudad tiene historia", desafía tras revelar su encono con el fantasma de que carece de fundación. "Rosario tiene una historia muy rica y hay muchos estudios al respecto como los realizados por Miriam Stanley, Ricardo Falcón, Agustina Prieto y muchos más que investigan diversos temas".
El tomo I de "Rosario, del 900 a la década infame" será presentado el martes próximo a las 19.30 en el salón auditorio de la Bolsa de Comercio (Paraguay 777). La historiadora Miriam Stanley y el periodista Osvaldo Bazán serán los encargados de presentarlo en sociedad. De cara al futuro vendrán los tres tomos restantes que incluirán los fervores del Centenario, los umbrales de los años locos, el impacto del cine y el folletín, la bohemia del teatro y la tiranía de la moda y la belleza, entre otros títulos.
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