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domingo,
24 de
julio de
2005 |
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Charlas en el
Café
del Bajo
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-De lo que no se puede dudar, mi querido Candi, es de que el intendente Miguel Lifschitz es un gran militante del socialismo y es, además, un excelentísimo político. No así algunos de sus funcionarios a quienes, desde luego, no se les puede cuestionar su militancia, pero que políticamente muy lejos están de la altura de don Miguel. Mire Candi: recientemente y en un corto lapso el titular del Departamento Ejecutivo tuvo dos apariciones que yo califico de relevantes y contundentes en materia política. Primero cuando discrepó con el senador nacional Giustiniani sobre el acercamiento del presidente Kirchner a algunos dirigentes del socialismo. Giustiniani dijo que eso era oportunismo político y Lifschitz no compartió esa postura y defendió al presidente diciendo que había ayudado mucho a Rosario.
-Bueno, Lifschitz no llegó a intendente por casualidad. Ahora quiero decirle que yo coincido en cierta forma con Giustiniani. Tampoco puedo desconocer, es cierto, que los gobiernos nacional y provincial han aportado mucho para la ciudad y entonces: ¿Qué debió hacer Lifschitz, sino quedar bien con aquellos que tienen la lapicera con la que firman los decretos concediendo fondos para obras y reconocer esa acción? Mire, le voy a repetir lo que dijo un amigo, muy reflexivo y analista de las cuestiones políticas: "Lifschitz aprendió a comer debajo de las patas de los elefantes". Y eso se logra con militancia, con ejercicio de la cintura política, porque no cualquiera es capaz de sentarse a comer debajo de las patas de los pesados paquidermos que tienen el poder ¿O no? Desde ese punto de vista tiene usted razón, el intendente es uno de los mejores políticos que tiene no sólo el socialismo, sino la provincia de Santa Fe. Yo no dudo en absoluto de eso y por eso creo razonable, como lo he dicho hace mucho tiempo, que en el año 2007 puede haber un mano a mano entre Reutemann y Lifschitz para ver quien se queda gobernando la provincia de Santa Fe. Mire, le voy a adelantar la fórmula: Lifschitz gobernador, Giustiniani intendente. Pero siga.
-El segundo hecho importante es que cuando se produjo la denuncia penal contra el director de Comunicación Social de la Municipalidad, Daniel Canabal, el intendente mandó otro mensaje diciendo que a él no le gusta amenazar ni agredir a nadie, menos a un periodista. Usted recordará que la supuesta amenaza comenzó cuando...
-Mire, Inocencio. No quiero referirme a ese tema, ni hablar de los pormenores. Sólo diré que sería beneficioso para todos, funcionarios, periodistas y para el pueblo, sobre todo, que a cada uno se le permitiera ejercer su función con libertad. En ese sentido creo yo que todos deberían imitar al intendente que es una persona respetuosa de las libertades y de los derechos de los ciudadanos. Y le voy a repetir lo que me acaba de decir el mismo amigo que me sorprendió con eso de comer debajo de las patas de los elefantes: "Miguel Lifschitz no es Gardel, pero tiene la sonrisa del morocho del abasto".
-Pero escúcheme: ¿Usted ahora se hizo "miguelista"?
-Pero no, Inocencio, lo que ocurre es que estamos hablando del hombre político. Y además estamos hablando del intendente en particular y no de la función de gobierno en general. Además el hecho de que yo critique ciertas cosas de la Muni no implica que no reconozca el talento que tiene el intendente e incluso el talento que tiene el mismo Canabal, que hace un tiempo atrás me envió un mail con un proverbio chino que ya utilizaré en algún momento. Insisto Inocencio: Si Obeid lo tuviera a Canabal, don Jorge estaría peleando la presidencia en el 2007.
-¡Qué tremendo es usted eh!
-¡Pero si es verdad! Bueno, hay que trabajar por la paz, Inocencio, hay que cerrar capítulos, se tienen que dar por terminadas, creo yo, ciertas controversias y establecer parámetros de acción en unidad y concordia, aún con las diferencias propias de cada uno. Hay que revertir una situación social que según mi opinión sigue siendo difícil y eso no es obra de uno en particular, sino de todos. Por eso hago votos por la conciliación y reconciliación, que no significa, aclaro, obsecuencia.
-Usted y el Llanero Solitario últimamente están hechos unos santos.
-Bue... hasta mañana.
Candi II |
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"El duhaldismo incluso puede llegar a matar"
José Pablo Feinmann
Novelista y ensayista
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