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 domingo, 24 de julio de 2005  
Entrevista. El intelectual advierte tras la ruptura entre Kirchner y su antecesor
Feinmann: "El duhaldismo incluso puede llegar a matar"
El filósofo y periodista apunta al "aparato" del justicialismo como "la verdadera oposición de derecha" al presidente

Rodolfo Montes / La Capital

Filósofo, periodista, ensayista, novelista y ahora docente de multitudes de argentinos ávidos por estudiar filosofía, José Pablo Feinmann aporta un relato analítico y apasionado del devenir político del país. Ex militante de la Juventud Peronista (dejó de pertenecer al PJ en 1985), defiende sin dudar los pasos cruciales que dio el presidente Néstor Kirchner en la interna al romper con su antecesor, Eduardo Duhalde.

Alaba ante La Capital a la primera dama, Cristina Fernández, a quien define como un "cuadro político brillante", y advierte -con dramatismo- sobre la soledad de Kirchner: "Está acompañado por personas sin imaginación ni coraje político".

Feinmann disfruta, y se pone tenso a la vez, del fenomenal éxito de sus cursos de filosofía (que inició en 2002), por los que ya pasaron varios miles de alumnos, y de su última novela (La sombra de Heidegger), que juntó a 600 personas el día de la presentación.

Con una oratoria seductora que baja acaloradamente de la filosofía a la coyuntura política, el escritor afirma sin vueltas: "La verdadera oposición de derecha en la Argentina es el aparato del PJ, el duhaldismo, el mismo que, hay que decirlo, mayoritariamente se pasó al kirchnerismo en las últimas horas".

También minimiza la estatura política de Ricardo López Murphy (Recrear), Mauricio Macri (Compromiso para el Cambio) y Elisa Carrió (ARI) porque "o no tienen carisma o estuvieron muy ligados a Carlos Menem y son fácilmente descalificables o constituyen una oposición elegante". Y está convencido de que ninguno de ellos compromete el proyecto de Kirchner.

"El duhaldismo, en cambio, sí puede hacer trastabillar al gobierno si se debilita. Es la verdadera derecha, el verdadero mal relacionado con drogas, prostitución, juego y otros delitos. Incluso puede llegar a matar", descerraja Feinmann sin eufemismos.

-¿Cuál es la situación de Kirchner después de la ruptura con Duhalde?

-La soledad del presidente es importante. Cuenta con algunos buenos dirigentes, pero mayoritariamente está rodeado de supuestos cuadros políticos que no tienen ni imaginación ni coraje político y son afectos a la política tradicional. De todos modos, por ahora los necesita y tratará de alinear detrás de sí todo lo que pueda. No obstante, me preocupa. Kirchner está solo, con las encuestas de opinión pública favorables en la mano y muy poco más. No construyó un poder político territorial, no detectó el sector carente de representación para ir y establecer la alianza Estado+bases sociales.

-¿No ve la configuración de una nueva coalición política?

-La cuestión de fondo es la construcción política de una base de poder en el sentido popular, y no partidista. La idea del partido ya no es conducente, se perdió la militancia generosa, sin ambición personal. Los que ahora van al partido lo hacen en procura de una carrera personal. Domina una enorme pudrición en ese sentido, es parte de la herencia menemista. Otro grave problema de la Argentina es cierto servilismo de sectores afines al gobierno que tienen miedo de criticarlo y no se dan cuenta de que es el peor aporte que le están haciendo a Kirchner. Otra realidad es que se habla mucho del famoso aparato, pero la verdad es que en buena medida está ahí porque no hay quién lo pueda sustituir.

-¿Cómo podría definir hoy al Partido Justicialista?

-Cómo un instrumento operacional marcado por el desaforado pragmatismo, con un estilo de negociación infinita, que a lo largo de sesenta años se convirtió en un juego de máscaras distintas, un suma todo, lo que se sea, en las distintas épocas.

-Sin Duhalde, ¿empieza otra etapa en el gobierno de Kirchner?

-Lo primero que escribí cuando asumió Kirchner en el 2003 fue que debía constituir un espacio político afuera del PJ, que era su única posibilidad para configurar y liderar un proyecto popular y de cambio progresista en la Argentina. Por lo tanto, la ruptura con Duhalde me pone contento.

-Hay muchos nombres del famoso aparato ahora pasados al nuevo oficialismo. ¿Qué implicará?

-Si Kirchner disputa por el aparato con Duhalde por dentro del Partido Justicialista va a perder, porque el líder de Lomas de Zamora tiene una enorme sabiduría en esas lides. Si rompe el partido estará haciendo un valioso aporte a la clarificación política del país. No es productivo un movimiento político integrado por distintas ideologías antagónicas, en constante enfrentamiento, pero todos contenidos en una supuesta identidad común. Estoy viendo que en la pelea con Duhalde, Kirchner gasta demasiadas energías y podría ser devorado. Debe concentrarse en la política, que es crear lo posible y también lo imposible, que en la Argentina de hoy es crear trabajo con su correspondiente salario digno.

-Le envió un saludo al acto de Cristina en La Plata. ¿Cómo la califica?

-A Cristina la admiro, me parece un enorme cuadro político, largamente más inteligente y lúcido que su competidora (Hilda Chiche González de Duhalde). Es una garantía para la gobernabilidad de la Argentina.

-La fractura del PJ en Buenos Aires alentó a sectores opositores y a analistas de medios de comunicación, y también de cuño justicialista, a plantearse temerosos un supuesto escenario de debilidad en la gobernabilidad. ¿Es una mirada correcta, errada o interesada en mantener a Kirchner atado al contrapeso de Duhalde?

-Es falso y mentiroso hablar hoy de problemas de gobernabilidad. Quienes impulsan esos planteos tratan de evocar la situación del PJ en la década del 70, con Isabel Martínez de Perón, el aparato sindical y la Triple A, por un lado, y una guerrilla militarizada y sin pueblo por el otro. Ese escenario no tiene ningún correlato con el actual, y celebro que sea de este modo. Cualquier parentesco que se quiera buscar con aquella situación es un disparate dicho por canallas.

-¿Qué carencias le preocupan de este gobierno?

-La redistribución de ingresos, que en la Argentina no se produjo, está pendiente. Ese es mi reproche constante a Kirchner, una lucha contra el hambre y por más educación, abierta y frontal.

-¿Son reproches que le hace a Kirchner de manera personal?

-No, son posiciones públicas.

-¿Tiene diálogo directo con el presidente Kirchner?

-Casi no lo veo. Además, mantengo una posición independiente. Hace dos años pude ser asesor de Kirchner pero, por supuesto, no acepté. ¿Qué le diría a mis alumnos si fuera asesor del presidente?, Perdería mi libertad para pensar y expresar ideas y tendría un papel deslucido. Es más valioso darles clase a 600 alumnos.
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Feinmann defendió a Kirchner y le pegó duro a Duhalde.

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