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domingo,
17 de
julio de
2005 |
Se duplicaron los casos fatales en lo que va de 2005
Silvia Carafa / La Capital
Pergamino.- La incidencia del virus de la fiebre hemorrágica argentina aumentó en lo que va del año con respecto a igual período de 2004. Esto también elevó el índice de letalidad, aunque se habla de números bajos comparados con los ciclos de alta ocurrencia de esta enfermedad. En ese sentido, el sur santafesino está considerado como la zona más crítico y si bien los casos bajaron respecto de los que se registraban antes de la vacunación "todos los años se registran casos fatales, y en ese contexto en lo que va de 2005 los casos mortales se duplicaron", afirmó Delia Enría, directora del instituto Julio Maiztegui.
La profesional dijo que "se ve un incremento de casos", y que la única forma de controlar a este mal es la prevención, porque la ruta del virus está ligada al medio ambiente, factor que escapa al control humano. "Ningún laboratorio asumió su producción comercial de la vacuna contra la fiebre hemorrágica", recordó la investigadora, al tiempo que destacó el esfuerzo que realiza la entidad de Pergamino en la elaboración del producto conocido como Candid I.
"Ahora sólo resta cumplir con el ensayo clínico, pero esto demanda la participación de cientos de voluntarios y su posterior seguimiento, por lo que se estima en no menos de un año el plazo para que las dosis estén disponibles para la población", explicó.
Además dijo que "el grado de sensibilidad de las pruebas que se realizan para detectar esta patología es del 60 por ciento, de modo que una persona puede morir a causa de la enfermedad y tener resultados negativos en los análisis específicos". También puntualizó que en aquellos afectados que se sobreponen la sensibilidad de los estudios alcanza al ciento por ciento.
Según Enría, las personas son un accidente en la vida del virus Junín. "El cuerpo humano es el punto final de un trayecto que incluye al roedor que actúa como vector o transmisor de la enfermedad y que si se infecta se enferma muy poco. Es justamente esta dependencia de un agente externo de difícil erradicación lo que impide controlar a esta enfermedad", explicó.
Elevados índices en Santa Fe
"La fiebre hemorrágica presenta períodos cíclicos de tres a cinco años, durante los cuales se suceden brotes de mayor o menor intensidad. Poco podemos hacer para aquietar al virus", dijo Enría, quien apuntó que justamente esta presencia es la que da el carácter endémico a la zona formada por las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe, donde éste último territorio presenta los índices más elevados.
"Desde que se comprobó que la vacuna bajaba drásticamente los casos fatales se realizaron distintas campañas, que permitieron un cierto control sobre el virus. "Desde que se aplica la Candid I se retrajo el número de casos y de decesos. Así se logró pasar de epidemias de entre 500 y 1.000 casos de contagio a los actuales 50 o 120 episodios, en la época de mayor actividad del virus y de las tareas agrícolas".
Enría también resaltó la correspondencia entre los picos de alta incidencia con una mayor alerta por parte de la población. "Si bien no se puede hablar de que todos bajaron la guardia con respecto a la fiebre hemorrágica, se generalizó la sensación de que la vacuna había controlado la situación, afirmó.
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