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miércoles,
06 de
julio de
2005 |
Cumbre del G-8. En un hotel de lujo y lejos de los manifestantes comienza hoy la reunión anual del grupo
Los países ricos debaten qué hacer por
Africa y con el calentamiento global
Blair confía en alguna concesión de su aliado Bush. Los africanos reclaman la condonación total de su deuda
Londres. - Lejos de los virulentos manifestantes antiglobalización y ayudados por buena comida, excelentes vinos y un poco de entretenimiento liviano, los cansados líderes mundiales se reúnen desde hoy en un hotel de lujo en Escocia para debatir sobre las cosas que van mal en el mundo. Africa, por iniciativa del anfitrión, Tony Blair, se llevará la atención principal, pero las acciones contra el cambio climático también tendrán un lugar importante. Nadie espera, sin embargo, que de los diálogos en los mullidos salones del hotel Gleneagles salga un cambio revolucionario. Africa ya recibió del G-8 la condonación de deuda de 14 de sus 53 países, pero ayer reclamó que ese beneficio se extienda a todo el continente, además de un cambio radical del régimen de aranceles y subsidios que protege a los agricultores estadounidenses, japoneses y europeos. Los gobernantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Japón, Alemania, Canadá, Italia y Rusia (el G-8), tienen desde hoy la palabra.
Tony Blair, anfitrión de la reunión anual del G-8, puso la ayuda al desarrollo y los problemas de deuda y comercio de Africa como prioridad en la agenda de este año en el lujoso club de golf de Gleneagles.
La iniciativa de Blair ha sido apoyada por numerosas estrellas de Hollywood y músicos, como Bob Geldof, quien reeditó su proyecto de ayuda Live Aid con una serie de conciertos, los Live 8 del pasado sábado. Geldof se tomó un tren ayer, acompañado por su guitarra, en dirección a Edimburgo. Antes de subirse al vagón, criticó acremente a los manifestantes violentos que el lunes chocaron con la policía escocesa. "Son unos idiotas", afirmó Geldof, quien también advirtió a los líderes del G-8 que deben cumplir con sus promesas previas si no quieren incurrir en una situación "grotesca". La policía escocesa detuvo el lunes a un centenar de manifestantes violentos en Edimburgo y ayer advirtió que actuará con firmeza ante nuevos desmanes.
El interés por Africa es muy tardío, según muchos analistas. Las naciones más ricas sólo se decidieron hace poco a hacer algo para aliviar la deuda de los países del continente, pero sólo para 14 pequeños Estados y dejando afuera a naciones clave, como Nigeria.
A su vez, los ocho tienen previsto revisar un sistema de comercio injusto que bloquea las exportaciones africanas a las naciones ricas y ayuda a mantener en absoluta pobreza a gran parte del continente, mientras llena los bolsillos de los agricultores europeos y hace pagar a los consumidores del viejo continente los alimentos más caros del mundo.
En cuanto al cambio climático inducido por el hombre, los medios europeos se centraron en el análisis de una entrevista de George W. Bush a la televisión británica ITV, emitida el lunes. Allí, el presidente republicano hizo una mínima concesión a su aliado Blair, al admitir, entre muchos peros, que el calentamiento global se debe a la actividad humana. Pero dejó muy claro que su relación con Blair no se basa en el intercambio de favores (una concesión estadounidense en este tema en pago del apoyo británico a la invasión de Irak), y que no cambiará su parecer contrario al Protocolo de Kyoto.
En cuanto a los aranceles y subsidios agrícolas que dañan a Africa, Bush se declaró pronto a terminar con los beneficios para los "farmers" de su país si Europa deja de lado su criticada Política Agrícola Comunitaria (PAC). "Ciertamente", respondió Bush al periodista de la ITV cuando le preguntó al respecto. "Si se abren los mercados occidentales, los países africanos pueden tener éxito y eliminar la necesidad de ayudas", afirmó.
La entrevista a ITV recibió diferentes lecturas. Para el diario madrileño El País, por ejemplo, "los países del G-8 se encaminan a un acuerdo a la baja sobre el cambio climático", ya que Bush "admitió que el problema del cambio climático se debe «hasta cierto punto» a la acción del hombre, pero rechazó la posibilidad de que se llegue a acuerdos que comprometan a su país a reducir las emisiones de gases invernadero". De Gleneagles podría salir un "Kyoto light", en suma. Pero en la misma entrevista, Bush advirtió: "Si el acuerdo (propuesto en Escocia) se asemeja a Kyoto, la respuesta es no".
Africa, en tanto, desarrolla en Libia su cumbre de jefes de Estado y de gobierno. La Unión Africana reclamó ayer desde ese cónclave dos asientos para el continente en la futura ampliación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como la condonación de deuda ampliada a todo el continente. En Escocia, un grupo de exiliados de Sudán recreó la quema de sus aldeas por los paramilitares de la dictadura islámica que existe en su país.
El nuevo presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, por su parte, abogó ayer por que la ayuda a los países africanos y a los pobres en general esté más ligada a la capacidad de los beneficiarios por usarla con eficacia y citó como buen ejemplo a Nigeria, que "está reformándose de manera muy valiente".
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Sudaneses recrearon en Escocia la quema de sus aldeas.
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