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martes,
31 de
mayo de
2005 |
Agradecimiento
de corazón
Excelencia profesional, afecto, compañía, preocupación por mi salud y mucho más son sólo algunas de las tantas atenciones que recibí en el sanatorio ubicado en bulevar Oroño y Córdoba, al que llegué en ambulancia en estado desesperante. Por eso quiero expresar mi profundo agradecimiento a los siguientes profesionales: doctor Marcelo Mancini, quien me recibió en la guardia y me salvó la vida ante la gravedad de mi estado; a los doctores Lovecio (hijo) y Pablo Garrone, que me atendieron y contuvieron con tanto afán a mí y a mi familia. Al profesor Hugo Tanno, al doctor Mario Piazza, que con sus visitas, como antigua paciente, me levantó el ánimo. Y a tantos médicos que se acercaron a mi cama de terapia: enfermeras, mucamas, camilleros, a la señora Lorena, tan educada y siempre con buena disposición para solucionarme los problemas. A Dios y a todos ellos les debo la vida, por eso le pido al Señor que los bendiga a todos y les conserve el sentido humanitario y el respeto por la vida que manifiestan en todo momento.
Nélida Esther Lassalle
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