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domingo,
22 de
mayo de
2005 |
El viaje del lector: casamiento sobre el tren
Una pareja santafesina decidió formalizar su matrimonio a bordo del convoy que une Viedma con Bariloche
La pasión que siento por el ferrocarril me llevó a hacer realidad un sueño compartido. Junto a mi novia, con quien llevábamos conviviendo tres años, decidimos emprender un viaje que de alguna manera cambió nuestras vidas. Comenzó el 31 de diciembre de 2002. Salimos desde San José de la Esquina hacia Rosario solamente en compañía de nuestros bolsos, mi traje negro y el vestido sorpresa de Sandra.
El 2003 nos sorprendió viajando hacia Bahía Blanca a la altura de la ciudad de 9 de Julio (Buenos Aires). La oportunidad no se desaprovechó y se destaparon varias botellas de sidra con pan dulce que compartimos con los otros pasajeros del ómnibus (éramos siete en total).
Al llegar a Bahía Blanca, que estaba desierta, esperamos dos horas para seguir viaje a Carmen de Patagones (Buenos Aires), donde arribamos al mediodía. Cruzando el río Negro con un remís se hizo realidad nuestro primer destino: Viedma.
Al día siguiente comenzó una odisea, que hoy a dos años, parece más fácil, pero los contratiempos existieron aunque gracias a Dios no bajamos los brazos y los fuimos solucionando. Nos presentamos temprano en el registro civil de Viedma a cumplir con nuestro gran objetivo, casarnos. Tuvimos que cambiar los planes sobre la marcha ya que nos habían pedido dos testigos y resultó ser que ¡debían ser cuatro!, sin vuelta atrás. Cuando nos quedamos solos intentamos pensar a alta velocidad en cómo solucionar el inconveniente y pedimos ayuda al dueño del hotel. El mismo se propuso generosamente para ser testigo de la boda además de ofrecer llevar a la novia hasta el altar, que no sería otro que la Estación de Empresa de Servicios Ferroviarios Patagónicos.
Los testigos que habíamos elegido venían en viaje desde Capital Federal pero no llegaban a tiempo. Así que nos seguían faltando tres.
Las personas que se iban a encargar de filmar el casamiento nos sugirieron ir a una FM de la zona para pedir testigos por radio. Y así fue...
Gracias a la enorme solidaridad de la gente, siete personas se presentaron a cambio de chocolates Bariloche, con DNI en la mano. Superado el escollo sólo faltaban los últimos detalles para el gran día: viernes 3 de enero de 2003.
Estaba mi novia en la peluquería ese mediodía cuando nos acordamos de un detalle fundamental para un evento de estas características: no teníamos torta de bodas. Me la pasé recorriendo panaderías hasta que gracias a otro gesto de ayuda nos hicieron el pastel de casamiento en tiempo récord
Finalmente llegó la hora de la partida inaugural del Tren Crucero Terrestre que une Viedma con Bariloche y en el cual se celebraría la ceremonia civil y religiosa de nuestra unión matrimonial.
Todo transcurrió como lo soñamos, y ya marido y mujer seguimos el viaje: la luna de miel a San Carlos de Bariloche. Allá fuimos los representantes de San José de la Esquina y Corral de Bustos, de donde es oriunda Sandra.
Así, de novios, pasamos a esposos sobre las ruedas. Y de un viaje de convivientes empezamos a vivir nuestra luna de miel.
Rumbo a Bariloche disfrutamos de todas las comodidades del tren patagónico: cenamos los platos típicos, vimos películas en el coche-cine y compartimos nuestro "cuarto de bodas", el camarote 17.
Eramos como la atracción del viaje, casi todos los pasajeros (eran 250) nos saludaban y hacían algún comentario.
La travesía fue una gentileza de Se.Fe.Pa (Servicios Ferroviarios Patagónicos) que nos pagó todo a cambio de que el "original" casamiento tuviera difusión en algún canal de televisión. Así se hizo y la verdad es que bien valió la pena la interesante propuesta. Fue Crónica TV el medio que se hizo presente y que transmitió, como si fuéramos dos famosos, nuestro casamiento.
El sábado por la mañana habíamos puesto un pie en Bariloche. Pasamos allí todo el fin de semana. Qué decir de esta maravillosa ciudad que nos ofreció todos sus encantos, paisajes e infraestructura de primera.
El lunes no nos perdimos un viajecito en el histórico tren a vapor hasta la estación Laguna de los Juncos. Allí, debido a que nos habíamos convertido en "populares", nos agasajaron con un importante almuerzo que ofreció la empresa Trenes Especiales Argentinos.
Ya de regreso y después de disfrutar de los hermosos paisajes por los que pasamos, nos subimos al ómnibus que nos trasladó a Esquel. Encontramos sitios jamás imaginados por su despliegue y belleza. Recorrimos parques y un sinnúmero de lugares maravillosos. Obviamente no dejamos pasar la oportunidad de dar una vuelta en La Trochita. Y qué decir, la empresa también nos dio su homenaje de recién casados en Nahuel Pan donde comimos riquísimas tortas fritas hechas por la comunidad mapuche.
Y hubo que emprender el regreso después de una semana muy intensa e inolvidable. Tomamos el mismo tren que nos había llevado hasta Esquel y volvimos a Viedma. Entonces nos quedamos disfrutando de las playas y el mar durante dos días. Lo que más nos llamó la atención allí fueron las colonias de lobos marinos, los loros y las demás especies que habitan el lugar.
Regresamos a Rosario en ómnibus y desde allí a San José de la Esquina. Lo vivido quedó para siempre en el recuerdo y lo será, seguramente, en el de las generaciones futuras.
Cristian Gabriel Depauli
(Ganador de esta semana)
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