Acusación más dura contra "Campito"

Al ex folclorista lo procesaron por un homicidio simple en zona sur. Y ahora por hacerlo con un arma no registrada

A una semana de ser procesado por el homicidio de Pacalo Salinas en barrio Tablada, Ramón Giglione cargó con un delito más pesado. El mismo juez que lo había enviado a juicio como autor de un homicidio simple ahora endureció la acusación al considerar que se trató de un homicidio agravado por el uso de un arma de fuego. Y lo procesó por la portación de un arma civil sin autorización, algo que a Campito -como conocen a Giglione en el sudeste rosarino- no le habían imputado en un primer momento.

Giglione está preso desde el 3 de febrero pasado por el crimen a balazos de Carlos Gregorio Salinas en Spiro y Schmidt. El 11 de enero pasado, Pacalo Salinas caminaba junto con su mujer por esa zona en dirección al río. Iban a pescar cuando pasaron frente a la casa de Campito y, según la primera declaración policial de la mujer, éste empezó a dispararles con un arma.

De acuerdo con ese testimonio la pareja salió corriendo del lugar. A Salinas le ingresó una bala en el tórax posterior, lado izquierdo, lo que le provocó una hemorragia masiva que la causó la muerte. A la mujer también le tiraron por la espalda pero no resultó herida. Fue a las 15.30 y desde entonces Giglione, que cumplió seis años de prisión por narcotráfico y además es un conocido intérprete folclórico en su barrio, comenzó a ser buscado.

Cuando lo apresaron dijo que estaba "en la Biblia" (dedicado a la religión) desde los últimos nueve meses y dijo que no tiene nada que ver con ese crimen. No obstante el juez Jorge Eldo Juárez lo procesó por homicidio simple (por la muerte de Salinas) y le dictó la falta de mérito por los balazos dirigidos a la mujer.


La contradicción
Aunque la pareja de la víctima luego negó haber visto a Campito en el lugar, el juez tuvo en cuenta su primera declaración policial. También los dichos de una hermana de Salinas, que al llegar adonde su hermano estaba herido vio allí a Campito y escuchó los comentarios que le atribuían el crimen. Tras dictar esa medida, que fue apelada por la defensa, a Giglione lo volvieron a llamar desde el juzgado para ampliarle la indagatoria. Esta vez, le imputaron el hecho de haber cometido el crimen con un arma de fuego, un revólver calibre 32. Algo que él volvió a negar. De todos modos Juárez reformó el procesamiento y lo acusó, esta vez, de un homicidio agravado por ser cometido con un revólver.