El viaje del lector

A "Floripa" en auto

Manejar 1.800 kilómetros, a veces, vale la pena. Por segundo año consecutivo decidimos viajar con mi señora y mi hija a Florianópolis, Brasil. Mi amor por la isla de la magia comenzó por el año 1991 cuando conocí este paraíso junto a un grupo de amigos y actualmente debo decir que soy una especie de embajador ya que a través de mis relatos convencí a mucha gente para elegirla como destino de vacaciones.

Aquí va un detalle con horarios y destinos para guiar al que quiera animarse a esta aventura en cuatro ruedas.

Salimos a las 4.30 de la madrugada y llegamos a Paso de los Libres (600 km de Rosario) a las 11. Continuamos por la BR 290 y nos detuvimos a dormir en un hotel de Osorio, 800 km más adelante. A este lugar llegamos a las 20. El año pasado habíamos parado en Sao Gabriel que queda a mitad de camino entre Rosario y Floripa. Un dato: el precio de una habitación triple con aire acondicionado es de 87 pesos.

Al día siguiente arrancamos bien tempranito (a las 6, que son las 7 de Brasil ya que cambian el horario en verano) y tomamos la estrada do mar que nace en Osorio y va hasta Torres, a 100 km. Una advertencia que sirve para el viaje y para la vida: respetar todas las normas de tránsito, no sólo por la seguridad de todos sino además porque los radares están a full y si le hacen una multa hay que abonarla allí sí o sí porque no hay forma de zafar de los 100 dólares que cobran como mínimo, según la velocidad.

Después de Torres, continuamos con alegría el recorrido que nos llevaría al ansiado destino. Tomamos la ruta BR 101 (hay que tener paciencia por que es muy transitada) y 300 km más adelante, llegamos. Apenas se pasa el puente encontramos la rodoviaria donde te alquilan casas o departamentos desde 60 a 120 pesos por día.

Una vez instalados, ¡a disfrutar de Florianópolis! Para mí se trata de una de las ciudades más seguras de Brasil. Tiene 44 playas, las del norte son las que tienen aguas más cálidas y sin dudas Canasvieiras es la preferida de los argentinos. Recomiendo especialmente Daniela (ideal para los niños, casi sin olas, arenas blancas y verdes montañas que mueren en el mar). Qué decir de las bellas Lagoinha, Ponta das Canas, Praya Brava y Cachoeira.

Lagoa es un paseo obligado con miradores que son verdaderas postales. Hay un gran lago, médanos de arenas blancas (alquilan tablas para tirarse) y todo lo necesario para pasar un día de playa fenomenal. No se puede dejar de ir a las playas Joaquina y Mole.

Siempre que pienso en estos lugares me resulta imposible no desear volver. Particularmente me gustan mucho más que Camboriú, ubicada a 100 kilómetros y que se caracteriza por enormes playas con edificios enfrente. En cambio, en Floripa se aprecia más la naturaleza ya que las playas están rodeadas por montañas.

Disfruten de "un pedazinio de terra perdido do mar, jamás el hombre conoció un lugar igual, jamás un poeta pudo describir tanta belleza". Ah...por favor, no se vayan sin probar unos buenos mariscos (recomiendo secuencia de camarao), disfrutar mucho del sol y obviamente las caipirinhas.

Gabriel Moroni (Ganador de esta semana)

La familia Moroni viaja en cuatro ruedas para no perderse nada.