Rosario desconocida

El arte vive en las calles

José Mario Bonacci (*)

Desde la más remota antigüedad, el arte complementó calles y rincones en sitios del orbe. Los gigantescos imperios lo atestiguan. El macedónico de Alejandro Magno, el romano y sus etapas de realidad imperial lo confirman. Fue admirable la Grecia de Pericles y sus rincones jugados en oposiciones magníficas con ubicaciones físicas de notable belleza. La escultura fue prolífica y rica en todo lugar y tiempo y resulta redundante señalar estas presencias.

Cuando los griegos glorificaron a Palas Atenea de frente al mar, no sólo rendían culto a su máxima deidad. Recubierta en oro, era faro diurno con su brillo visible por quienes llegaban al Pireo. Palas era el punto culminante de la Acrópolis, situada entre los propileos y el Partenón.

Miguel Angel, a los 22 años de edad dejó para la historia esa increíble belleza y perfección absoluta que es su David. Lo concibió para la Piazza della Signoría en Florencia, frente al Palazzo Vecchio. Ese original está hoy protegido en el Museo della Academia, y en su lugar primero luce una réplica exacta del mismo. Otro David en bronce, refulge sobre la colina de San Miniato, mirador privilegiado de la ciudad.

La estatua de la Libertad donada por Francia a los EE.UU. con sentido griego, marca la entrada a la isla de Manhattan y su entorno a quienes llegan por mar...

Chicago deslumbra por su preferencia del arte moderno en sus calles. En una esquina, Picasso aporta una cabeza de bronce de fuerte mensaje cubista y cinco metros de alto. Cercano, un totem multicolor de gran tamaño se debe al genio de Miró. Vecino a la zona, un móvil de Alexander Calder mueve sus piezas sobre las cabezas de la gente que por allí camina. A metros, una escultura espectacular de Antoine Pevsner marca un sitio de máxima vibración.

Son sólo muestras del patrimonio de la ciudad, todos concebidos a escala urbana y en unión emocional con la arquitectura mayúscula de todo el entorno. Seguramente Brasilia, por inspiración de Oscar Niemeyer y los escultores que con él colaboran, es una lección contundente sobre la actitud a seguir. Río de Janeiro exhibe piezas de gran valor en los jardines del Palacio Capanema (ex Ministerio de Educación), proyecto de un equipo dirigido por Le Corbusier e integrado por Costa, Niemeyer, Reidy, Leao, Moreira, Portinari, Burle Marx y otros.

En la ciudad de Resistencia, Chaco, se cuentan por decenas las esculturas en esquinas y plazas, mientras que nuestra ciudad goza con estas presencias y destaca en especial la tarea de Fioravanti y Bigatti en el Monumento a la Bandera, y la de Barnes en algunos edificios públicos.


Obras cercanas
Pero interesa destacar aquí mojones modernos y menos conocidos. Es pionero un mural del edificio en San Martín y Garay (sur-oeste) desde hace 50 años. Incentiva hoy la acción el concurso anual de escultores con asistencia de público frente al Museo Castagnino. Las obras se donan y ubican en sitios públicos. Algunas están en el Parque Hipólito Irigoyen y plaza República de la Sexta, de Riobamba y Esmeralda.

Por su parte, la región catalana donó el monumento a Pablo Casals que estuvo ubicado en Oroño y Cochabamba. Luego fue mudado a Alberdi y situado en la costanera frente a la Rambla Cataluña.

En1998 la Municipalidad llamó al concurso "Obras en el espacio". Para el punto elegido en el Paseo Ribereño venció Gladys Desumvila. Su obra "Como el río", realizada en acero por Francovigh S.A. con un peso de 10 toneladas y 18 metros de altura es un mojón de gran fuerza expresiva frente al río. A pesar de su valor artístico innegable es lamentable su estado de conservación.

Para un rincón en Plaza Libertad, ganó el arquitecto Fernando Ramondelli. La forma libre llena de encanto atrae con su pureza blanca opuesta al verde del entorno. La altura de 4 metros sugiere un cuerpo estilizado de algún animalito entrañable. La cabeza esférica con orejas y largos bigotes es también una veleta movida por el viento...

En 1999 Alejandro O'Shea realizó la escultura del cantero central en Oroño 450. La Municipalidad y la Sociedad Argentina de Sida la gestaron para lo que se llamó "Siete días por la vida". De acero inoxidable y mármol, es un alegato contra la enfermedad.

En el campo de lo moderno, murales integrales aportan formas y colores al ámbito público. Vale citar el de Pasaje Zavalla frente a Plaza de la Cooperación. Motivado por el Congreso de la Lengua, C.Barocelli y F.Campos insertaron una escena campera llena de gracia con Martín Fierro y Don Quijote tomando mate, más Sancho Panza y su burro asombrados mirando a un indígena montado con lanza en mano. Estos autores, en muros del club Universitario, frente al playón de Parque España Sur, ilustraron escenas folklóricas nacionales. En Mitre y Avenida del Huerto otro mural se integra con íconos del "Guernica" de Pablo Picasso.

Algunas de estas obras y murales con versos de poetas nacionales muestran ya vejaciones habituales en las campañas políticas. Es lamentable por lo paradójico al señalar el desinterés por el cuidado de la ciudad.


Murales
Con amplia visión desde la calle, el bar de Galería Rosario sobre San Martín, exhibe desde hace medio siglo un mural de Julio Vanzo. En la citada Plaza de la Cooperación, es notable la expresión de Ernesto Che Guevara en el mural de Ricardo Carpani.

Al recuperarse la Biblioteca Vigil se realizó hace un año un mural importante ubicado en calle Gaboto. La cátedra de "Pintura II" a cargo de Marta Magnani y los profesores Beatriz Conte y Sergio Troglia, todos integrantes de la Escuela Provincia de Artes Visuales "Gral.Belgrano" Nº 3031, coordinaron la tarea general concebida por Romina Gandini y Mariana Partal, en la que colaboró un grupo de alumnos de la carrera.

Un mural de tipo popular en Güemes y Suipacha exalta la memoria del barrio Pichincha. Es también importante el plan municipal iniciado con la reproduccción de "Retrato" de Antonio Berni en 1955. Ha sido llevado a escala monumental en medianera norte del antiguo Hotel Majestic en cortada Sargento Cabral. Y es justicia recordar que este tipo de reproducciones a escala macro fue iniciada nada menos que con la Gioconda de Leonardo da Vinci. Lució hace tiempo por varios años en Pellegrini al 1200, vereda par, en una publicidad con siete pisos de altura ya desaparecida. En la nota "Mil caras y un solo rostro inmutable" de Revista Allegro Nº 22 de marzo/1996, nos permitíamos proponer un tratamiento de los muros medianeros de la ciudad, basándonos en idénticos conceptos.

Una tarea silenciosa y responsable la cumple Adriana Sisto con el fervor de inyectar vida a los árboles muertos. Esculpe y transforma su piel en cuerpos y motivos naturalistas. Así los árboles sin vida devienen emisores de mensajes. Estos modernos totems hacen oír su voz, nutridos por el ahínco de esta joven escultora y su labor sin aportes de ninguna especie. Injustamente, sólo la respalda su pasión. "Renacer" en Plaza Sarmiento (San Juan y Corrientes); "El que no se escondió se embromó" en el Parque Independencia (Dante Alighieri y Oroño); "Los hijos de papá Charlie Timbó" en la Plaza Alberdi (Superí al 800), y "Aquel campanario escondido" en Villa Hortensia, en equipo con Echeverría, Rivarola, y Pellegrini, son hasta el momento sus obras locales. También ha trabajado en Pehuajó, Trenque Lauquen y Lago Escondido (Tierra del Fuego). Con su firma, no olvida aclarar que "este árbol ha sido rescatado del olvido". Verdadero acto de amor, en un mundo dominado por la violencia.

La ciudad y el arte urbano. La gente en las calles. El espacio ennoblecido. La riqueza cultural. La fuerza del talento... Cinco magníficos e indestructibles componentes de un territorio alimentado con pasión y abrigado por el orgullo de sentir que somos sus dueños.

(*) Arquitecto / [email protected]

Escultura tallada en un árbol del Parque Independencia por Adriana Sisto.