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domingo,
15 de
mayo de
2005 |
Lecturas
Una lección de belleza
Poesía. "Por encima de los techos", de Roberto Daniel Malatesta. Ed. Leviatán, Buenos Aires, 2004, 70 páginas, $ 14.
Lisandro González
Las inundaciones en la ciudad de Santa Fe dejaron hace dos años una serie de imágenes imborrables, como la de un estadio de fútbol cubierto por las aguas, cifras oficiales de muertos y cifras no oficiales, rumores de ejecuciones policiales aprovechando la catástrofe y, sobre todo, hechos sin explicaciones y sin responsables. Frente a lo desolador de aquel suceso, y a las dudas e incertidumbres, la obra de un poeta -su mirada- se convierte en un testimonio puro, fiel. Estos son los poemas de Roberto Malatesta, "Por encima de los techos", que ocupan la primera parte de su libro de igual título.
Hubo urgencia en estos textos. Lo demuestra de modo explícito la exposición de motivos que nos refiere el autor al comienzo y también el hecho que el poeta los difundió de manera pronta por internet -en el caso particular de la ciudad de Rosario, Abelardo Núñez los eligió para ocupar su espacio de lectura en el ciclo "La poesía en los bares". Pero esta urgencia no quiere decir en absoluto patetismo o panfleto, sino todo lo contrario.
"Por encima de los techos" es también testimonio de una auténtica poesía, y del tono que encontramos en toda la obra de Malatesta. Es un hombre calmo el que habla, que no estetiza el dolor o la tragedia, pero que encuentra belleza en los paisajes transformados, en las respuestas de los hombres frente a la situación y en las preguntas y situaciones que se generan. Esa particular visión hace que en el poema "Ver" diga que "al final de aquel día mi vecino dijo: mirá,/ la ranura para las cartas de aquella puerta/ está a la altura de aquel portón" y lo remate con "quien sufriría aquel día, en aquel mismo instante/ por una mancha de humedad o por la copa/ que se derrama sobre el mantel." Y esa actitud que muy seguramente supera a la escritura lo salva de la desesperación y le hace decir que "detrás de la llovizna/ veo la cara húmeda de Dios."
Malatesta entonces no sucumbe frente a la tragedia que le toca vivir, extrae belleza, ternura y hace así también su legítima catarsis. Con auténtica poesía imagina que "alguien.../ arrojó un río sobre mi casa,/ sobre mis libros y papeles,/ para enseñarme tal vez/ el valor perecedero/ de todo papel". Y así se vuelve sobre la experiencia ancestral de la escritura ante la luz de una vela y rescata en un poema el valor de algo tan simple como "la primera ropa seca". Ya sin el marco de la tragedia de fondo, en los poemas incluidos en la segunda parte del libro -o más propiamente, en el segundo libro de este volumen, "Del cuidado de la altura del níspero", ya publicado en 1992- seguimos escuchando la particular voz de Malatesta, también con la naturaleza de marco, pero no en clave de tragedia, sino cobijando al poeta, quien trabaja un tono con alguna reminiscencia oriental tal vez, pero fuertemente cotidianista.
Nos dice Javier Adúriz sobre Malatesta que "su capacidad de observación, su auténtica manera de ver operan sobre el paisaje y lo consuetudinario con despojada lucidez, ahí donde materia y acontecimientos empiezan a volverse una magnitud espiritual de alto y comprensivo pensamiento." Y cuando al propio poeta le toca hablar sobre su poesía ha dicho que "particularmente tomo la palabra tal cual es, no trabajo con el lenguaje, no experimento, me interesa la mirada, la visión, el ángulo que puede cambiar el aparente significado de una palabra, me interesa la luz sobre las palabras."
Así entonces, esta "luz", nos muestra que "un simple cascote/ se ve feliz,/ se cree flor", o nos cuenta que "planté malvones contra el muro/ para que el muro tuviese ojos/ en los que mirarme hasta ver/ con ojos de malvones/ cómo es que se ve el mundo." Y la labor del poeta, escenificada en "escarabajo, escarabajo, te llevaré a un lugar/ en donde serás una bella criatura." De esta manera, manejando con ternura y valentía la palabra, Malatesta da muestra de una personal y sutil poesía.
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Fotos
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Descubrimientos sutiles en torno a la inundación de Santa Fe.
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