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 domingo, 15 de mayo de 2005  
Más misterio en el crimen de un policía
La reconstrucción del homicidio del suboficial Orlando Martínez expuso discordancias entre los oficiales que fueron testigos: sobre el itinerario de las patrullas, el trayecto de los agresores y la conducta del que disparó

Tras la reconstrucción del homicidio del sargento Orlando Martínez, quien murió en Bielsa al 5100 el pasado 4 de febrero, la dudas sobre lo ocurrido se profundizaron. Hubo groseras contradicciones entre el imputado por el crimen -un menor de 16 años- con los policías que fueron testigos del homicidio y de estos entre sí. Martínez murió luego de que una bala le ingresara por la axila izquierda de forma ascendente. El arma nunca se halló. Y la documental presentada por la policía es, por lo menos, confusa.

Martínez murió en barrio Ludueña el mediodía del viernes 4 de febrero. Un balazo le ingresó por la axila izquierda sin tocar su chaleco antibalas. Según los vecinos, cayó herido dentro de su patrulla a la altura del 5130 de Bielsa, justo frente a los talleres de la ENET Nº12. Lo demás es confuso.

Los investigadores admiten que faltan datos claves para la pesquisa. El uniforme del sargento muerto desapareció. La exacta escena del crimen no existe, ya que el compañero del sargento herido lo evacuó del lugar en el móvil donde iban ambos. Martínez fue llevado al Centro de Emergencia y Trauma de Rosario (CER), en Alvear al 800. Pero Néstor Quiroz, quien acompañaba al abatido, aseguró haber trasladado al herido al Clemente Alvarez, donde lo dejó. En rigor Martínez fue ingresado en el CER.

Las dudas en el caso son muchas más. No queda claro por qué dos móviles de la Patrulla Urbana perseguían a los jóvenes en bicicleta. ¿Qué hacían los móviles en el lugar cuando no hay registrada en la fuerza una llamada de radio pidiendo apoyo? ¿Por qué los jóvenes al ver las patrullas intentaron huir? ¿Por qué uno de ellos le disparó a Martínez? ¿Qué pasó para que un suboficial experimentado, con 22 años de servicio, fuera anticipado por uno de los pibes?

En los dichos del menor y de los tres policías hubo serías discordancias, a pesar que los agentes son testigos calificados, acostumbrados a la recolección de datos para la confección de actas. Las contradicciones son de tiempo (horarios), itinerarios, cantidad de móviles en el lugar del crimen y la posición en la que estos quedaron en el momento del incidente. En la documental aportada por la fuerza policial sobre el hecho no sólo hay errores de tiempo sino que en un libro de guardia figura como ingresando sospechosos "un oficial fantasma", cuyo apellido no es el de alguien que preste servicio en la Patrulla Urbana.


La reconstrucción
Bajo la tutela de la fiscal Adriana Camporini; del juez de Menores Nº2, Juan Leandro Artigas y en ausencia de la jueza Raquel Cosgaya -quien estaba enferma-, el 26 de abril se realizó la reconstrucción del homicidio. Un periodista y un fotógrafo de La Capital estuvieron en el lugar. Con el tránsito cortado entre Felipe Moré, Matienzo, Gorriti y Bielsa, la medida se inició con la llegada de Heraldo V., el adolescente de 16 años de la comunidad toba sindicado por la policía como el matador de Martínez.

Heraldo subió a una bicicleta y comenzó a pedalear. Contó que circulaba por Gorriti. Que a mitad de cuadra, antes de Camilo Aldao, otro muchacho le pidió que lo llevara. Juntos en la bicicleta siguieron por Gorriti y, al cruzar unos metros la bocacalle con Matienzo, Heraldo se detuvo. Desde una patrulla, que venía por Matienzo desde Bielsa, le gritaron "parate ahí". En ese momento el que iba detrás en la bicicleta se bajó, hizo un giro a la derecha y le disparó a la patrulla, que ya los perseguía por Gorriti.

Todo esto sucedió a la altura del campo de deportes de la ENET Nº12. Heraldo continuó su relato diciendo que al asustarse, siguió por Gorriti en la bicicleta y que al cruzar Felipe Moré sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo desmayó. El pibe dice que se despertó en la comisaría 12ª, que tiene jurisdicción en el lugar del hecho.

En cambio, según la policía, Heraldo fue detenido en Formosa entre Carrasco y Juan José Paso, a unas siete cuadras de Gorriti y Felipe Moré. El muchacho desconcertó a todos al insistir que jamás pasó por Bielsa, la paralela de Gorriti hacia el norte, en donde Martínez fue abatido en su patrulla, justo en el acceso a los talleres de la escuela.


El móvil de la víctima
Luego fue el tiempo de Néstor Quiroz, el policía que acompañaba al sargento Martínez en el móvil. El agente indicó que junto a su compañero, quien conducía, venían por Gorriti y antes de llegar a Matienzo, vieron dos pibes en una bicicleta que venían por esa calle desde el norte. Doblaron por Matienzo y otro patrullero -conducido por Darío Cristián Cervasio y Adrián Hernández- los sobrepasó antes de llegar a la esquina.

Doblaron y Martínez se adelantó al móvil de Cervasio, quedando casi a la par de los pibes en bicicleta. El agresor bajó, giró dándole la espalda por una fracción de tiempo a Martínez, y le disparó. La posición del tirador era erguida. La bala que mató al policía ingresó de forma ascendente siguiendo una trayectoria en la que atravesó el tercio inferior del brazo, pasó por el medio superior y se metió por debajo de la axila izquierda, superando el chaleco antibalas.

Quiroz dijo que al sentir el impacto, se bajó, apoyó su arma sobre el techo y disparó para intimidar. Aseguró que la patrulla de Cervasio lo sobrepasó por la izquierda, algo que no pudo hacerse en la reconstrucción por lo angosto de la calzada, y llegó hasta la esquina de Felipe Moré. Desde allí Cervasio y su compañero le preguntaron qué había pasado, y luego se fueron. Quiroz relató que luego corrió a Martínez al asiento del acompañante del móvil. El sargento pesaba cerca de 90 kilos y estaba en estado de shock. Además el asiento del acompañante no tenía manchas de sangre.

Con Martínez gravemente herido, Quiroz lo trasladó hasta un dispensario. Pero aseguró que por radio le ordenaron llevarlo al Clemente Alvarez, en donde dice haberlo dejado. En cambio el sargento Martínez fue ingresado en el CER de Alvear al 800, donde esto quedó documentado.


El segundo patrullero
Luego fue el turno de Cervasio, quien junto a Hernández ocupaban el móvil 2932. El agente comentó que salieron junto a la patrulla de Martínez desde la comisaría 20ª, donde habían realizado un procedimiento. Este oficial asegura que los dos móviles -el suyo y el de Martínez- venían alineados por Camilo Aldao desde la 20ª. Al llegar a Gorriti doblaron. Ya por esta calle observaron que por Matienzo venían dos pibes en bicicleta. Los muchachos se dirigían desde Vélez Sarsfield hacía Bielsa. Es decir hacia el norte, y no al sur, como dijo Quiroz. Iban Cervasio adelante y Martínez atrás. Al verlos, uno de los pibes "lo miró mal" y Cervasio sospechó. Les dio la voz de alto y dobló por Matienzo. Antes de llegar a Bielsa, Martínez lo sobrepasó.

Los pibes doblaron en bicicleta por Bielsa y por 70 metros mantuvieron la delantera de los autos policiales. Tras doblar, Cervasio sobrepasó nuevamente a Martínez. A mitad de cuadra, el muchacho que iba en la parte de atrás del bicicleta se bajó y comenzó a correr por la calle junto al rodado. Unos 15 metros más adelante, casi a la altura del portón de los talleres de la escuela, los dos pibes cruzaron la zanja (con agua) por un puente de chapa. El de la bicicleta siguió sólo y el otro disparó pegándole a Martínez.


Desde la vereda
El agresor disparó desde la vereda que está sobreelevada del nivel de la calle. Osea que disparó de arriba hacia abajo, mientras que la trayectoria que siguió la bala que mató al suboficial fue de abajo hacia arriba. Cervasio dice que sobrepasó la patrulla agredida y se bajó. Efectuó un disparo hacia la zanja para intimidar a los pibes. Luego el arma se le trabó y la tiró dentro de la patrulla. Le pidió a su compañero -Hernández- que persiguiera a los pibes a pie mientras él iba con la patrulla hasta Formosa y Carrasco -una de las varias salidas de la villa que está frente a la subcomisaría 24ª- en la que presumían que habían entrado los pibes.

Según Cervasio, allí detuvo a Heraldo que iba en bicicleta quince minutos más tarde. Hernández, su compañero, contó una versión similar pero con diferencias en los tiempos, las distancia y la forma en la que los patrulleros se ubicaron.

En definitiva, los policías que estuvieron en el lugar donde balearon a Martínez no acuerdan sobre cómo llegaron los móviles hasta allí. También discrepan en la trayectoria que llevaban los dos jóvenes en bicicleta, uno de los cuales disparó. No coinciden en la posición desde la que el tirador abrió fuego. Lo que se suma a incógnitas ya existentes: contradicciones sobre la cantidad de disparos que se hicieron y graves deficiencias y omisiones en la documentación policial preliminar del incidente admitidas hasta por la Brigada de Homicidios.
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