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 domingo, 15 de mayo de 2005  
El dictador del país ex soviético admitió la masacre pero negó responsabilidad
La represión en Uzbekistán dejó 500 muertos

Andizán, Uzbekistán. - El presidente de Uzbekistán, el dictador Islam Karimov, culpó a militantes radicales islámicos por la violencia que dio lugar a que soldados dispararan contra manifestantes y mataran a cientos de personas en esta ciudad del este del país.

Un activista de derechos humanos denunció que la cifra de muertos en Andizán podría haber ascendido a 500, lo que haría de este incidente, ocurrido el viernes, el más sangriento en la historia uzbeca después de haber dejado de pertenecer al bloque soviético. El activista de derechos humanos Saidzhajon Zainabitdinov, del grupo uzbeco Appeal, en Andizán, dijo por teléfono: "La cifra total podría llegar a los 500 muertos". La mayoría de las víctimas murieron a consecuencia de los disparos de equipos de artillería pesada, agregó.

A medida que caía la noche en esta ciudad en el extremo este del país, la atmósfera seguía siendo tensa. Se veían vehículos blindados en las intersecciones y camiones bloqueando las calles. En horas más tempranas, varios residentes enterraron a sus muertos. "En mi vecindario hubo hoy cinco entierros", dijo Ismail, de 25 años, dueño de dos tiendas de alimentos.

El gobierno de Uzbekistán, el Estado más poblado de Asia Central, es aliado de Moscú y de Washington en la guerra contra el terrorismo. Con anterioridad, se le ha acusado de haber reprimido fuertemente a sus opositores políticos.

Pocos analistas esperan que la revuelta en Andizán pueda competir con el éxito de la rebelión ocurrida en marzo en el vecino Kirguistán, que provocó la caída de su presidente, Askar Akayev.

En sus primeras declaraciones sobre la violencia, Karimov negó que hubiera dado la orden a las tropas de disparar. Asimismo, añadió que los rebeldes que ocuparon un edificio estatal pertenecían al grupo islámico Hizb ut-Tahrir, declarado ilegal. "Sé que quieren saber quién dio la orden de disparar. Nadie ordenó (a los soldados) que dispararan contra ellos", se defendió Karinov, visiblemente enojado, en una conferencia de prensa en Tashkent, la capital del país.

Karinov, en el poder desde 1989, informó que 10 policías y soldados había muerto y que otros 100 resultaron heridos. Asimismo, el líder uzbeco dijo que había un número mucho mayor de "rebeldes" muertos, pero no mencionó las bajas entre los manifestantes. Según el dictador, apoyado por Moscú, los manifestantes eran "parientes" de los 30 rebeldes y se colocaron como escudos humanos fuera del edificio que habían ocupado. La televisión y otros medios de comunicación en el controlado país sólo ofrecieron la versión oficial de los sucesos.

Entre tanto, la manifestación de alrededor de 1.000 personas continuó ayer en Andizán, pero la situación fue más pacífica. Según guardias fronterizos de Kirguistán, unas 4.000 personas, incluidos niños y mujeres, huyeron del vecino país. (Reuters)
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